Buenas:
El domingo, finalmente, tomé parte en la carrera de Torrejón como preparación para el maratón de 2009 (qué mejor forma de prepararme que ahorrarme el precio).
Salimos Antonio (el cuñao) y yo para allá a las 8. A las 8:45 estábamos sacando el dorsal. Luego nos encontramos con David para tomarnos un cafetillo y tras esto, a Santi, junto con el que iba a hacer la carrera.
Cuando me disponía a salir a calentar un poco me encuentro con
efejota y compañía (lo siento, chicos. Menudo soy como para quedarme con los nombres), con quien cambio impresiones...
Salimos a buen ritmo, pensando en que, para bajar de 45 minutos, hay que ir a menos de 4:30.... y en eso estábamos. El primer kilómetro, como es normal, se nos va a 4:47 con lo que habrá que recuperar el tiempo en los siguientes. Desde casi el 2 al 4 el terreno es más irregular: Una bajada fuerte, luego seguimos bajando más tendido hasta que giramos a una cuesta arriba que nos saca a las afueras, sin resguardo del viento que sopla levemente esta primera vuelta. Vamos picando los kilómetros ligeramente por debajo de esos 4:30, arañando al crono.
El "curioso" kilómetro 5 lo hago en 3:30. Efectivamente estaba mal medido porque el 6 tardo en hacerlo 5:30, pero antes que esto pierdo a Santi en el avituallamiento, que probablemente sí estuviera en el 5. Yo no cogí agua.
Por tanto ataco la segunda vuelta sin compañía, marcándome "enemigos", corredores que puedo ir alcanzando, para mantener el ritmo bueno. Salvo el 7, que cedo algún segundo al 4:30, los demás bailan entre 4:25 y 4:28... En el Kilómetro 7, en el que volvemos a salir a las afueras, el viento ha aumentado y es algo molesto mientras subes... esta es la parte que se me hace más dura. En el 8 logro recuperar aquel ritmillo y guardar fuerzas para la cuesta que da acceso al 9.
Último kilómetro, último esfuerzo, aquí hay de dar todo lo que quede y así lo hago. Vuelvo a pasar por el cartel del kilómetro 5 donde, con los cálculos hechos, me digo: "Sólo queda un minuto". Consigo dar caza a los últimos "enemigos" (del alma) y esprintar (bueno, realmente no tanto) hasta la meta.
45:01, marcaba mi cronómetro.
MMP. El pelo de un calvo es lo que me ha faltado. Lo más seguro es que el ataque a los 45 lo deje ya para el año que viene.
Santi (carrerón, oiga), entra unos segundos tras de mí. Según me cuenta fue manteniendo la distancia conmigo los cinco kilómetros, teniéndome todo el rato a 10-15 segundos, sin poder alcanzarme pero sin que me fuera.
Y esto es todo lo que puedo contar. La próxima, más relajado, en Pozuelo de Alarcón.
Llegan los momentos duros cuando