Hace tiempo que quería escribir sobre esto y no veía la manera, no encontraba el momento. Hasta ahora. Es el final de una historia que ha ido paralela a mi afición por correr y que, como todo en esta vida, pues ha tenido su final.
Y no me refiero a mi admiración por Marta Dominguez, sino por el símbolo que ella porta tan elegantemente y que ha sido mi compañera desde el primer momento en que empecé a correr: mi cinta del pelo.
La cinta, de hecho, me acompañó en mis partidos de baloncesto, allá por los lejanos 80 y 90. Incluso en alguna excursión, y cuando me decidí a practicar esto de poner un pie delante del otro un pelín más deprisa que andando no lo dudé y me pillé dos cintas, para tener siempre recambio. Al aumentar los días de entrenamiento compré otra, y otra más cuando una estuvo ya un poco vieja. El caso era, como le pasa a mi amigo Jordan con sus Forerunner (tiene 3) que siempre hubiera alguna disponible. Parecía como el título de una peli... "No sin mi cinta".
Además de proteger los ojos del sudor, aunque no totalmente, descubrí que con una cinta en el pelo es más fácil que los amigos te vean en las carreras y te reconozcas en las fotos y/o vídeos que pululan por la red. Así que quizá no sea muy estética, sobre todo en chicos, pero es indudablemente práctica.
Pues bien, cuando volví a correr después de mi lesión en la rodilla sólo salía con Coral, a un ritmo en el que apenas sudaba. Así que el primer día decidí no ponerme la cinta. "Así la tengo disponible por si salgo otro día", me dije. Y así un día, y otro, y otro... al final estuve varias semanas sin salir nada más que con ella o alguna que otra vez a un ritmo parecido por miedo a recaer en la lesión. De repente me vi corriendo y entrenando como antes sin ponerme la cinta, compitiendo sin ella ... y no me la he vuelto a poner.
No se si alguna vez volveré a usarla, pero sigo teniendo tres, y desde aquí lmi pequeño homenaje por haberme acompañado estos años. Supongo que volveré a vestirla en alguna ocasión (quizá en el Maratón donde toda ayuda es poca) Por cierto, Marta Dominguez vende su famosa cinta rosa en su web con fines benéficos. Lo que daría por llegar algún día a meta y quitármela 10 metros antes de la línea de llegada, sonriendo como ella, sabedora de una victoria en una gran (o pequeña) prueba... Schhhhh Zerolín, despierta ... despierta...
Correpoco es un grupo de amigos que disfrutan corriendo... aunque ahora lo haga cada uno por su lado.
4 comentarios:
Vale, me has convencido!
A partir de ahora voy a correr sin condón.
Ya está dicho.
:-P
Por que no vendes la tuya chiquitín como la Domínguez, jejej o se las vendes a Guille que anda falto de ellas. Sabía decisión Jesús.
Puedes hacerlo cuando gustes..( lo de quitarte la cinta y lanzarla sabedor de tu victoria)
Acaso no eres un ganador?...en cada carrera amigo Jesus
La verdad que tenemos más tonterías qeu un mueble bar. Yo también siempre estoy con el pañuelito y tal y tal..somos así, pero mola.
Un abrazo ganador.
Y que no se te olvide, que esa cinta también fue partícipe de sudorosos ensayos, dónde representabas perfectamente la imagen de Mark Knopfler, y de otros peludos heavies de ya olvidados nombres. Si lo sabré yo!!!
Oscar
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