martes, junio 15, 2010

Maratón Alpino Madrileño 2010

por: Zerolito

Tengo una extraña sensación, entre pereza y vergüenza, por el parón en el que se ha sumido el blog tras el MAPOMA. Pero claro, ahora es inexcusable. Disculpas si habéis echado de menos -cosa extraña- estas líneas. Intentaré hacer un resumen previo a esta cita en otro post pero no quiero mezclar, así que éste lo dedicaré por entero al MAM.
Tras el último entrenamiento que fue una boda el sábado tarde, cena y baile por la noche, y dormir poco, por fin llegó el día. La salida del Maratón Alpino Madrileño 2010. Con diferencia mi carrera favorita, por la que merece la pena entrenar y soñar. Nos conjuramos en la salida un grupete de seis paquetillos que, radiantes, posamos para esta foto. También vimos por allí a Josito, Malaika, Sergio y Marina, que harían el Telégrafo y vinieron a darnos ánimos -gracias- y nos miraban con un puntito de envidia, creo yo.


Plantilla paquetil del MAM 2010: Pardillete, Locomotoro, Zero, Ibki, Darth Vader y agachado Aspen. ¿Soy el único que piensa que la camiseta me queda algo grande?

El día amaneció gris. Buena temperatura, nada de viento. Las previsiones no eran halagüeñas en las cumbres, con posibilidad de recortes en el recorrido que por fortuna no ocurrieron. Tras los saludos y risas dan la salida y nos encaminamos en búsqueda de un sueño. Aspen e Ibki tenían más prisa por alcanzarlo, con lo que nos quedamos cuatro. Y yo con la labor de hacer de escudero de Locomotoro y ayudarle en lo que pueda.

Cotos - Un paseo por Las Nubes

Empezamos animosamente. Tenemos el maravilloso placer de ver un joven corzo cruzar por delante nuestra. Es la primera vez que veo uno en el Guadarrama. Lo doy como una buena señal. Darth se pone muchas veces al frente a trotar en los llanos. Le veo muy bien y fuerte, y me alegra sobremanera. Pardi va con su elegancia habitual y Loco con su que pin que pan toma lacasitos. Todo en orden. Llegamos a Navacerrada -primer avituallamiento- con un tiempo similar al mío del año pasado. Fenomenal. Comemos, bebemos y nos abrigamos para la subida a Guarramillas, coronada por las nubes y el viento. Subida incómoda y dura, fea donde las haya salvo por el precioso paisaje que se abre a ambos lados según ganamos altura. La bajada por la Loma del Noruego la hacemos muy despacio pero sin percances. Le cojo los bastones a Loco para que baje más cómodo. Llegamos a Cotos donde nos esperan Lander y Lola, Pronador y Jordan, que nos colman de ánimos y nos alegran la mañana. Gracias, chicos.

Peñalara - La sombra del escoba es alargada

Atacamos la ascensión por Citores con el mismo ánimo. Pardi y Darth van siempre por delante. Yo voy más cerca de Loco. A estas alturas es evidente que el cansancio y el descontrol de cuerpo producto de la boda del día anterior hacen que no esté lo fresco que debiera. Aún así corono fácil nuestro techo entre la niebla y hacemos el descenso con cuidado. Nos cruzamos con los escobas que suben y nos dicen que vamos muy justos de tiempo (?) , cosa que no nos cuadra ya que íbamos bastante bien. Este hecho pone un poco nerviosos a mis compañeros.

No se nos olvida que Loco se esguinzó en Dos Hermanas la última vez que pasamos por allí. Javi empieza a tener problemas musculares pero va bajando como puede. Me pongo a bajar en cabeza, trotando, sin forzar. Despacito llegamos a Cotos, donde el pobre Loco se tiene que tumbar a que le den masajes. El vasto interno, dicen. O el basto de fuera. El caso es que ahí comenzaron los problemas musculares para el bueno de Javi, que no cesaron hasta llegar a meta.

Cabeza Menor - El Retorno del Rey

Vamos a tratar de arañar tiempo y corremos en el tramo hasta la base de Cabezas. Perdemos en ocasiones a Locomotoro, que va muy justo. Esperamos en el avituallamiento extra a pies de Cabezas y tras unos minutos llega. No sabe si volver a Cotos o no. Duda por el dolor que tiene y porque sabe lo que le espera. Nos ponemos en marcha y se queda unos metros atrás. Por delante Pardi y Darth que suben con ganas y fuerza. A mí estos tubos se me atragantan y voy boqueando, sudando la gota gorda y totalmente doblado en un afán triste por avanzar. Empiezan mis famosos gemidos para desespero de mis aguerridos compañeros. Tengo el estómago revuelto, "¿será la dichosa merluza de ayer, el chuletón o la mezcla?" . Pero hasta los tubitos tienen fin y llegamos a la antecima de Cabeza Menor donde nos esperan dos buenas noticias.

La primera es que no subimos "haciendo un recto" a la cima sino que la bordeamos por detrás. Aún siendo dura no tiene nada que ver con los terribles bloques de granito en los que hay que trepar por donde se pueda. La segunda y más importante: Loco está unos metros más abajo. Todo pundonor y coraje, lucha y determinación, ha sabido sobreponerse al dolor y está llegando al avituallamiento y control. Nuestros gritos de felicidad y ánimos inundan el valle de la Angostura. Lo que ha hecho es de quitarse el sombrero y toda una lección. Lo veo meridianamente claro: no me despegaré de él en el resto de la carrera. Este tipo merece llegar a la meta con todos los honores y voy a hacer lo posible porque sea así.

Cuerda Larga - La Historia Interminable

Coronamos Cabeza Menor y empieza la técnica bajada de la misma, en la que Darth y Pardi van por delante. Espero a Loco que va detrás: las bajadas no son lo suyo, y más ahora que está atenazado muscularmente. Veo que hay mucha distancia entre los primeros y él, y bajo al collado -¡por fin hago una bajada sin el freno de mano puesto!- donde me esperan estos dos fieras. Comentamos que vamos muy justos de tiempo y les animo a que luchen por su primer MAM. Estaba segurísimo de que conseguirían llegar con tiempo de sobra, y si Javi se recuperaba teníamos una oportunidad para intentarlo nosotros. Así que separamos nuestros caminos deseándonos lo mejor y rápidamente desaparecen por Valdemartín.

Llegamos Loco y yo al punto terrible: la bajada de Bola con su pedregal insano y su pendiente demencial. Pero Loco lo hace increíblemente bien y llegamos al puerto de Navacerrada en medio del diluvio universal, porque claro... la lluvia también quiere saludar. Cruzo la calle y oigo un grito de dolor: a Loco le ha crujido otra vez la pierna. Cojea. Los voluntarios nos rodean y nos ofrecen bajarnos en coche. Miro a Javi, está desolado pero tras unos minutos decide continuar y acabar el MAM. Yo con él, por supuesto. Queda una hora para llegar y parece claro que no lograremos entrar en 9h pero sí que llegaríamos un ratico después.

Cercedilla - Sonrisas y lágrimas

Nos acompañan los escobas de la carrera con quienes hablamos amigablemente. No nos quitan el dorsal -gracias- y nos acompañarán hasta la meta. Locomotoro sigue luchando, cada paso duele y es sobrecogedor saber por el sufrimiento que está pasando. Yo trato de animarle como puedo pero no puedo correr por él, esa es su tarea y en lo que se está dejando la piel.

Otro susto gordo con parada y réflex incluido a 1km escaso de meta a la que llegamos, ya desmontada, en 9h28m. Da igual el crono. La lección de coraje y valentía de este hombretón ha sido tan grande que eclipsa un detallito sin importancia como ese. Nos fundimos en un abrazo con Carlos y Jorge que han conseguido su objetivo de entrar en tiempo ¡BIEN! Además Ibki y Aspen han terminado fenomenal, con cronos de 7h15m el primero y unas estratosféricas 5h46m el elfo toledano. Nos encontramos con Mina, a la que agradecemos que se desviva por la mejor carrera del mundo, sin duda. Seguimos de charleta hasta que, sin ducharnos ni ná -salvo Jorge, elegante siempre- vamos al bar más cercano, donde ¡otra vez sorpresa- los voluntarios de la carrera nos dan cuatro bocadillos. Millones de gracias.

Querría acabar diciendo que esta carrera es inigualable. Por el recorrido, tan duro como bello. Por su organización volcada en el corredor, en su seguridad y en su disfrute, en hacérselo fácil en el terreno más difícil. Una balización del recorrido perfecta, realizada el día anterior con durísimas condiciones meteorológicas. Había zonas en las que, quizá por las previsiones de niebla, las marcas estaban separadas apenas 3 ó 4 metros unas de otras. Una prueba en la que los voluntarios deberían ser elevados a los altares por su comportamiento, por el apoyo que nos dan, por desvivirse por todos y cada uno de nosotros. Un club, el Tierra Trágame, que se afana en que este maratón sea una fiesta. Un club del que yo, un recién llegado, estoy más que orgulloso de pertenecer. Gracias de corazón por vuestro trabajo.

Este maratón alpino ha sido una experiencia personal increíble.