martes, junio 23, 2009

MAM 09 - ¿Sin palabras?

por: Zerolito

Precisamente sin palabras no es marca de la casa, ya que uno se enrolla más que una persiana barata. Máxime cuando trata de explicar tantas emociones enmarañadas, tanto sufrimiento y goze entretejido. Bueno, pues ahí va... como el caballo de copas.
(Me encanta esta introducción, que plagio del inmisericorde de Jorge que la cogió prestada de Gustavo...)

La carrera comenzó para mí el sábado, tras los preparorios jaleosos de la mañana posterior a la fiesta del cole, la mini-siesta y recoger las cosas para irme a Cercedilla a la Charla Técnica. Allí me encuento a los UltraOxígeno y empiezo a empaparme del ambiente. Me veo como fuera de lugar entre tanto cuerpo fibroso, cara azotada por sol y viento, piernas modeladas a base de fuerza y (probablemente) gym. Tras ella compartimos charla y ánimos y cada mochuelo a su olivo. El mío estaba en Collado Mediano, en casa de mi hermana. El de Carlos en su Ávila, pero el de Aspen...

Me llama el colega y me dice que está en Zamora, que viene desde Finisterre y que si hay habitación en el hostal donde estoy. ¡Hombre, que son las 9 y pico de la tarde! Me recorro Cercedilla para encontrar un hostal donde reposar sus huesos tras esa romántica escapadita y me voy a mi casa adoptiva. Llego algo tarde a casa, ceno y...

... no logro dormir. Calor y ruidos. Fiesta enfrente. No hay demasiados nervios pero estan ahí. Desde mi ventana veo Manzanares y la Maliciosa. Si me salgo a la terraza veo Guarramillas. Un saludo, te veré mañana. Realidad y ensoñación se mezclan en un extraño duerme-vela que dura toda la noche. Sueños surrealistas de una habitación que se burla de mí, sábanas que no me arropan, ventanas que desaparecen mientras me despierto o me duermo una y otra vez... hasta que dije ¡Basta! y me levanté a las 5:38AM.

Desayuno tranquilamente pero no me cabe nada... ¡que extraño! en fin, mejor no forzar. Cargo las cosas y me dirijo a Cercedilla. En Navacerrada vuelvo sobre mis pasos porque me he dejado la vaselina y me hará falta. Por fin llego y aparco cerca de la salida. Me reuno con mis colegas paquetillos y oxigenados. Repasamos nuestro estado de ánimo. Carlos y yo, los más nerviosos, seguido quizá por Andreas. Aún me cuesta asimilar que no iremos juntos ya que no sabe si parará en Cotos. Si hubiera tenido la certeza de que iba a continuar me hubiera ido con él. Pero quizá sea mejor así, que cada uno haga su carrera. Pero yo, a pesar de todo, no tengo claro qué ocurrirá. Fotos de rigor, risas, bromas y con bastante retraso (unos 20') se da la salida. El sol en tono amenazador nos saluda e ilumina el cielo con fuerza. Pero no hay vuelta atrás. Cumbres del Guadarrama... ¡¡¡allá vamos!!!


Los mejores cuartos traseros guarrameños

Cercedilla - Navacerrada

Voy con Aspen que parece que decide ir despacio, quizá para no cebarse al principio tras el palizón de los días previos. Subimos hacia el Puerto de Navacerrada por una preciosa aunque dura senda que nos adentra en un bosque precioso. Cruzamos dos arroyos encajonados en el lecho del valle. Eso sí, lo hicimos innumerables veces. Lo abrupto del terreno hacen que ese camino sea de una belleza brutal, con rincones especialmente bonitos. Lo se porque mirando uno de ellos, apenas 2km después de la salida, me caí por no mirar al suelo. Golpe y raspón en la mano izquierda que hoy todavía duele. Un aviso.

El frescor de la mañana en las umbrías. El transcurrir de los arroyos. Los sonidos del despertar en la montaña. Todo es mágico. La única pega es que en apenas 8km tenemos que superar un desnivel de casi 700m de altitud, con un avituallamiento líquido en el trayecto. Teniendo en cuenta que hay tramos llanos y alguna cuesta abajo... os hacéis una idea de cómo se va por aquí. No es fácil, no. Un dolor de lumbares que iría in crescendo en las siguientes rampas me avisa de la dureza de este terreno para correr y disfrutar, según la organización.

Coronamos Navacerrada tras la increíblemente dura rampa de acceso al puerto y primer toque. Llevamos un gran tiempo, 1h13'. Menos de dos minutos de avituallamiento y encaramos la subida al Alto de Guarramillas.

Navacerrada - Guarramillas - Cotos

Esta dura subida la encaramos con ánimo. La repulsa del panorama que nos dejan los telesillas y posteriormente las pistas de esquí quedan eclipsados rápidamente por las vistas que se abren a ambos lados. Cercedilla, Navacerrada, El Escorial, los pantanos (curiosamente no recordábamos el nombre del de Valmayor), los pinares de la umbría de Siete Picos, la llanura segoviana... Peñalara. Peñalara siempre (Yoku dixit). Nos acercamos a la primera guarramilla. Veo la estatua de Nuestra Señora de las Nieves, cuya silueta con los esquíes se me antoja...


Nuestra Señora de las Nieves. Barad-dûr, la Torre de Mordor. Tu verás...

En fin, serán los oscuros recovecos de mi mente. Juzguen ustedes mismos. Coronamos en poco más de 30', lo que nos da un tiempo fenomenal que me hace pensar que me estoy pasando. Pequeño refrigerio y enfilamos la bajada por la Loma del Noruego hasta Cotos. Son poco menos de 5km de descenso truncado sólo por tres rampas. Estamos en mi terreno y me dejo caer. Aspen se queda atrás porque la gravedad actúa menos sobre él, pero a mí mis kilos me llevan para abajo. No hago otra cosa que adelantar gente a pesar de que no quiero bajar demasiado a lo loco. Un percance puede ser fatal, eso lo sabe bien Wild Runner: en este mismo lugar se truncaron sus posibilidades del MAM del año pasado. Llego a Cotos 28' desde Bola, con un parcial de 2:17:10 desde la salida. Este punto tiene un cierre de control de 3h10', con lo que llevo un adelanto de unos 50'. Atónito y con cierto vértigo saludo a Darth Vader, que se ha marcado el detallazo de venir a vernos y animarnos en este punto. ¡Qué ilusión verte! Casi 5 minutos de descanso y charleta para preguntar por los demás corredores y seguir nuestro camino hacia la cumbre más alta de Madrid.

Cotos - Peña Citores - Peñalara - Dos Hermanas - Cotos

Encaramos el recorrido circular Cotos -> Cotos subiendo por la izquierda hacia Peña Citores. Un denso pinar nos protege del sol mientras comenzamos el ascenso. Éste se hace duro y penoso, apenas se puede trotar en algún tramo suelto. Y es que nos esperan 575m de desnivel hasta la cima de Peñalara en algo más de 4km. Aspen me alcanza y sobrepasa, él sube muy bien pero lo pasa mal en las bajadas por culpa de su tobillo, aún esguinzado. Es increíble verle subir, ligero y fuerte a la vez. Un elfo, sin duda. Moreno (raro para la especie), pero elfo. Abandonamos el bosque y nos adentramos en un piornal. Cansados llegamos a Peña Citores tras recorrer aproximadamente la mitad de la distancia y salvando la mitad del desnivel. Avituallamiento donde bebemos agua, me tomo el primer gel de Isostar y encaramos la segunda mitad de la ascensión: la subida a Peñalara, otros 300m de desnivel.

El sol del día nos anima la vista ofreciéndonos un cielo azul intenso. El calor, aunque se nota, aún no es sofocante. Además la altitud y una ligera brisa del norte rebajan la sensación térmica, lo que viene muy bien. Subimos y a
quí empiezo a conocer a unos 50 corredores -no exagero- que adelantaré, me adelantarán y compartiremos carrera los próximos kilómetros. Una auténtica hilera. Voy subiendo a buen ritmo, alcanzando a unos cuantos grupos. Vamos entre bromas eliminando tensiones sobre lo que estamos haciendo y, sobre todo, lo que se nos viene encima.

Llegando a la cuerda que une Peñalara y Dos Hermanas compartimos sendero con los que ya han hollado la cumbre y bajan hacia Cotos de nuevo. Las vistas hacia la llanura segoviana son tremendas, pero las que nos esperan en la cima sobrecogen. Me cruzo con Andreas y con Aspen. Me sorprende ver "tan cerca" a Andreas, aunque... aún no he llegado a la cima. Según me acerco me nombran el dorsal. "A ver... el 202" grita un voluntario. Les digo en tono de guasa"por favor, apuntad bien el número, que conste que he subido...". Sonríen cómplices. "No te preocupes, Jesús, estás apuntado. Llega a la cima y para abajo". Se que tienen mi nombre en la lista, pero es un detallazo que te llamen por tu nombre a 2430m de altitud. Sonrío pero no me voy para abajo. Voy bien de tiempo, he hecho la ascensión en 59' y me merezco un regalo. Las vistas que hay desde el punto geodésico son impresionantes. La belleza del Valle de Lozoya que se abre a mis pies me emociona. Hasta que mis ojos se paran congelados en la mole de Cabezas de Hierro. Majestuosa, se yergue sobre el valle desafiante. La luz del Sol, ya avanzado el día, muestra nítidamente los perfiles por donde acometeremos la subida más dura del maratón. Trago saliva y echo un ojo a la llanura segoviana, la Granja, Segovia... miro hacia el oeste para ver siete Picos, Montón de Trigo, el cordal de la Mujer Muerta y adivinar el Espinar, la tierra de mi madre.

"Adiós, Jesús", me despiden. Y no puedo evitar preguntar, porque soy muy despistado pero no descortés - "¿Te conozco?". "No, pero tengo la lista..." sonríe el voluntario. Yo hago lo mismo y con un guiño me despidode él para volver sobre mis pasos, animando a los corredores en mi descenso. Ellos aún suben y esto es duro, una palabra de ánimo siempre viene bien.

Vuelvo a ser un menhir bajando por la loma de Dos Hermanas. Dan ganas de parar y contemplar el Circo de Peñalara, pero hoy no podrá ser. Adelanto a muchos corredores, entre ellos a Aspen y ¡sorpresa! a Andreas. Va a ser verdad que bajo bien en montaña. Dejamos las pedregosas zetas y nos adentramos en un sendero que conocía después de la última salida con Sergio y Compañía (del MAMillo, claro) y llego al puerto de Cotos ante la atónita mirada de Darth Vader, que me fotografía y me anima a partes iguales. Empleo en la bajada media hora. Fenomenal. Me dice que Carlos va bien, tranquilo y sereno, confiado en que va a hacerlo. ¡Genial! ese pensamiento positivo me anima. Al que no ha visto en ningún caso es a Guille, y eso no me gusta nada...

No veo a Coral, y es que había quedado aquí con ella "entre las doce y la una, más cerca de la una". Vendría con Santi, su mujer e hijo. Pero es que he llegado en 3h53' a Cotos por segunda vez. El cierre de control, con el que tenía mis cálculos, era de 5h35'. El vértigo vuelve a mi cerebro. "Me estoy pasando y luego lo pagaré con creces..." me digo. Llamo a Coral por teléfono y me dice que en tres minutos llega. Pues bien, espero. Llegan Aspen y Andreas mientras abrazo a Cor, como , bebo, descanso, me quito las piedras de las zapas, después llegará Santi con su familia, más saludos y risas y fotos... vamos, que a lo tonto estuve en ese punto parado 15'. Exactamente 15'39".

Cotos - Cabeza de Hierro Menor

Me despido de tanta buena gente con pesar. Llevo cuatro horas de carrera de montaña y recorridos 23.6km. Ya estaría más que de sobra para una buena mañana, pero aún quedan otros 20 durísimos. Cambio la riñonera Kalenji (de agridulce sensación) por la mochila Diosaz, porque empieza a caer una buena. Enfilamos camino de Valdesquí hacia el Pingarrón, donde cogeremos el PR27 hasta Cabezas de Hierro.

Me cuesta horrores arrancar tras el parón de cuarto de hora. boqueo y voy asfixiado. Me dice Aspen "oye, si eso vamos andando antes de que revientes". Y eso hacemos hasta que recupero el resuello. Bajamos ya trotando

El sendero nos adentra en otro precioso bosque de intrincado recorrido. Estrecho y rodeado de árboles de cuento que nos saludan y cobijan. Cruzamos varios arroyos. Nos cruzamos con una especie invasora: el padre tontolculo. Me explico: empezamos a avanzar por el abrupto sendero y nos vamos encontrando a chicos, de entre 8 y 12 años, arrastrando penosamente sus bicicletas. El camino es absolutamente intransitable. Ramas, piedras, desniveles, saltos... la senda es tan estrecha que es más fácil salirse que permanecer en ella. Los arroyos no lo ponen fácil. Pues allí estaban ellos, los pobres críos, tratando de empujar sus bicis que acababan en el suelo, en el lecho del arroyo. Más adelante, despreocupado, estaba el supuesto progenitor, esperando tan pancho. Probablemente molesto porque "estos no llegan". dimos ánimos y señales de advertencia a los críos y una regañina al hombre: "Este no es sitio para venir en bici con críos, oiga". No nos contestó, vete tú a saber por qué.

Estamos en la falda del montañón que se nos viene encima. Hay un punto de avituallamiento extra aquí, en el mismo punto donde creímos perder el camino en nuestra anterior salida. Esta vez han tenido que cargar los voluntarios con el agua, con lo que os imagináis cómo nos sabe: a gloria. Siempre tengo palabras de agradecimiento a los voluntarios, pero en estas carreras es casi devoción lo que siento al verlos. Nunca me cansaré de agradecer vuestra labor. Me tomo un gel de glucosa por si acaso.

Pues bien, ya estamos en los tubos. Al principio seguimos el cauce de un pequeño regato, dura subida pero más suave y agradable que directamente por el pedregal. La carrera se tensa, la hilera de corredores, convertida ahora en fatigosos trepadores. Mi pensamiento aquí era subir suavemente, guardando fuerzas. Pero ante la mole que se nos viene encima psicológicamente no me cabe otra opción que la huída hacia adelante. Estoy realmente cansado, tras más de 4 horas corriendo por la montaña. Las tentaciones de parar son demasiadas y queda mucho. Entonces decido unirme a una chica del Tierra Trágame que conocí en la subida a Peñalara. Allí pedía barritas o algo de comer porque tuvo una pájara de la que se recuperó cuando otro compañero que estaba más cerca le dio una. Bien, le pregunté qué tal estaba y le ofrecí otra barrita. Me dio las gracias sin aceptar la comida y subimos junto a otro corredor, en fila, como hacía cuando subía con los macutos por la sierra.

Duele cada paso. Las lumbares gritan. Pero esta vez las piernas no están flojas como cuando los recorrí por vez primera. Lo que está débil es la respiración, la sensación de agotamiento. El sol, encaramado en lo alto de su azul trono, nos azota. La única visión posible es la de una rampa de piedra suelta. Cada paso es más corto que el anterior. Empezamos a avanzar en zetas. Mi juguetón y cruel subconciente me descubre avanzando como cuando éramos niños: "oro... plata... oro... plata...". Así de ridículos son nuestros pasos. El otro tipo de avance es más radical. Pones el pie medio metro más arriba del otro, coges aire y haces fuerza, tratando de elevar esos más de 80kg a una nueva ubicación, para hacer ese gesto otra vez, y otra, y otra...

Estoy agotado como pocas veces en mi vida, pero decido no abandonar esta estupenda compañía. Para amenizar voy soltando chascarrillos a costa del "repechín". Empiezo a soñar con cerveza fría y tortilla con mahonesa. A mi compañera le hago reir, me suelta entre carcajadas "tú si que sabes". Logramos escaparnos a la tensión por momentos. Yo no me quito de la cabeza la imagen de la cerveza, que me anima tanto como la visión de la meta.

Llegamos a los pies de Cabeza Menor, donde hay avituallamiento líquido. Miro el reloj y comprendo que tan inmenso esfuerzo ha valido la pena. Han pasado 1h11' desde Cotos, con lo que rebajo 1/2 hora otra vez respecto a lo valorado. Descanso de 2' y enfilamos la subida. Ahora no se anda, se trepa entre una montaña de gigantes bloques graníticos. Sus afiladas aristas son ahora nuestro agarre para pies y manos. Tenía mucho miedo a este final pero de nuevo las piernas responden. Voy el primero y tristemente me voy alejando de mis compañeros de viaje. Por fin llegamos a la cima tras 16'30" de ascensión y trepadas. Han transcurrido 5h38' desde la salida y me veo por primera vez como superviviente. Empiezo a echar cuentas pero la hipoxia hace mella en mi cabeza. Me planteo que si me esfuerzo un poco podría hacer el MAM en menos de 8h. Un escalofrío me recorre la espalda de pensarlo. Pues ale, vamos.

Cabeza de Hierro Menor - Alto de las Guarramillas - Puerto de Navacerrada

Ahora el camino lo marca las inconfundibles señales rojas y blancas del GR a través de la Cuerda larga. El luminoso día nos brinda la perspectiva del Cerro de Valdemartín y de Bola, ahí, esperándonos. Por supuesto inevitable vista hacia la derecha para señalar a Peñalara y a la izquierda a la Pedriza. El descenso es penoso al principio, y por fin el sendero se va haciendo más ¿transitable?. Comienzo a correr y alcanzo a Aspen, que tiene que andar en las bajadas por culpa de su maltrecho tobillo. Ánimo, campeón. Poco después una corredora avanza cojeando. No puede doblar la rodilla. La pregunto y la ofrezco ayuda, dice que está bien pero que su rodilla ha reventado, que puede caminar y que en Bola le espera un coche para atenderla. La deseo suerte y ánimos y continuo.

Adelanto a otros pocos corredores y poco después llego a la altura de Andreas. Está cansado y con los pies doloridos, pero su determinación es brutal y va a por el MAM con decisión. Así se hace, sí señor. Empezamos la ascensión a Valdemartín donde él, que sube mejor que yo, me sobrepasa. Sigue la bajada y le alcanzo otra vez, tal y como predijo Mayayo y que yo no creía ni por asomo posible. Y llegamos al Alto de Guarramillas, donde nos refrescamos tras 42' de recorrido. Sigo recortando tiempo, con lo que soy generoso con los descansos. Ahora toca otra bajada muy técnica y peligrosa hasta el puerto de Navacerrada. Tomo el último gel y tiro millas.

Era la cuarta vez que bajaba esta infernal rampa de piedra suelta, piornos y raíces, así que aunque voy rápido bajo con cautela. Aún así mi trasero topa dos veces con el suelo. Menos mal que no he caído hacia adelante. Tras las felicitaciones de multitud de senderistas, que fue constante en la carrera, llego al puerto de Navacerrada en 17' desde Bola. Inmedatamente después, Andreas. Bien. Comienza la bajada y me dice que ya le cogeré.

Puerto de Navacerrada - Cercedilla

Queda la parte más fácil del recorrido. Ocho kilómetros teóricamente cuesta abajo. Pero cuando llevas 36km de alta montaña, de los que 28 han transcurrido por encima de los 2000m de altitud, cualquier camino se hace difícil. Las piernas y la cabeza no responden como antes. Pero estamos en mi terreno y me motiva el reto de ser sub-8h. Si hubiera tenido la cabeza más clara sabría que me sobraba mucho tiempo.

En el descenso adelanto a Andreas y a varios corredores, aunque me cuesta bastante tiempo cogerlos. No voy tan mal, después de todo, aunque te crees volar y avanzas a una velocidad entre los 5:40 y 7 minutos por kilómetro. Eso sí, cuesta abajo la cantidad de energía que gastas para controlar tus pesadas formas es ingente. Llegamos al último punto de avituallamiento. Hace tiempo, quizá desde Bola del Mundo, que tengo problemas en el estómago; pero hago esfuerzos por beber. Quizá me equivoqué en este punto y deba plantearme mejor mis avituallamientos para la próxima vez. Llamo por teléfono a Coral y la aviso que me quedan 4km, casi media hora, para que estén en meta. No hay duda, seré superviviente si no me esmoño en el tramo final. Me avisa que Santi viene a mi encuentro. Genial.

Vuelvo a adelantar a Andreas y su grupete pero no logro despegarme de ellos como las otras veces. Las piernas no resisten como antes, pero lo peor es el estómago. Tengo arcadas y un malestar propio del esfuerzo realizado y quizá de no haber regulado bien los avituallamientos. Decido no empecinarme en apretar ya que la bajada es muy peligrosa, llena de recortes, raíces y escalones. Finalmente me adelantan y quizá por ello me vengo un poco abajo. Entre la tremenda paliza que llevo, las nauseas y el sofocante calor del que apenas nos protege el frondoso bosque noto que apenas me quedan fuerzas para seguir. Santi no llega...

Los llanos que hay en el recorrido se me antojan duras rampas. Me cuesta continuar, me sobrepasan corredores, pero trato de pensar en la meta, en el sueño conseguido. Seré superviviente y sub-8h, aunque no sabía por cuanto tiempo. Sigo corriendo y finalmente veo a Santi, que me fotografía y me regala sinceros elogios y ánimos que agradezco en lo más hondo. Adelantamos a dos corredores, uno va ayudando al otro que va muy justo de fuerzas. Queda poco ya, salimos del bosque y de repente...

La visión de la meta cercanda me espolea. En un sentimiento egoista, aunque sin maldad, acelero el ritmo. Quiero llegar solo a la meta, quiero ese momento para mí en exclusiva. Apreto los dientes y me lanzo en un par de cuestas abajo para ganar metros. Mis compañeros de camino me siguen pero yo no miro atrás, sigo avanzando y tras un recodo visualizo la meta. Emoción, trago saliva. Allí está Coral, los UltraOxígeno, Santi... jalean mi nombre y sigo apretando, abriendo los brazos en plan Usaín Bolt (no estaba preparado) y radiante de felicidad cruzo la meta. Apago el Garmin de Jordan, que hacía tiempo me avisaba que no tenía apenas baterías y me abrazo con Coral, que me mira con cariño y admiración. También con los UO2, increíbles compañeros de viaje que ya están duchaditos y todo. Soy superviviente del Maratón más duro del mundo (posiblemente), he hecho un tiempazo y estoy contentísimo. Recibo su calurosos ánimos y felicitaciones como la lluvia en el desierto. Tras tanto esfuerzo esta recompensa es increíble, sólo puedo agradecer tanto cariño con una sonrisa.

Llega Aspen y le felicito con un abrazo. Lo suyo es increíble, ¡qué fuerza de voluntad! Acabar así, lesionado, es algo que muy pocos podrían siquiera imaginar. Me informan del tiempo que he hecho, 7h33'36" y me entra un queseyó indescriptible. Aunque la alegría es por terminar, este crono es la guinda perfecta. Me voy a duchar y ya cambiado me pongo en la meta, nervioso por ver si llegaba Carlos. Finalmente entra en meta en 8h46' y le doy un abrazo nada más llegar. ¡Qué alegrón! Los paquetes hacemos triplete. Aunque la felicidad no es completa porque veo a Guille ya duchado. Creía que había acabado muy pronto y la realidad es que ha tenido que abandonar porque su cabeza estaba en otros problemas extra-deportivos. Esta es una señal de la tremenda dureza psicológica de la carrera. Si no tienes fuerzas y no estás perfectamente centrado en lo que hay que hacer es imposible terminarla. Mucho ánimo, Guille.

Cervecitas y abrazos por doquier y cada uno a su casa, con el diploma pelín cutre para la grandeza de la prueba. Este aspecto quizá debería mejorarlo la impecable organización de esta increíble carrera. Tierra Trágame puede estar orgullosa del trabajo realizado, y sus voluntarios deberían tener una estatua junto a la de Barad-dûr... ejem, la de la Virgen con esquíes.

Así termina esta historia, que comenzó hace tiempo como un sueño lejano. Sueño que creía poder alcanzar pero que ha sido enormemente difícil lograrlo. Ha costado mucho pero al final lo he conseguido. Como decía una canción de mi primer grupo, los incunables Virus:

Llegasteis desde muy lejos
la cumbre cuesta sudor...
Estas frases me venían una y otra vez a la mente mientras subía y subía.

Poco más. Mil gracias de corazón por todo el apoyo recibido en forma de mensajes, correos, llamadas, lecturas y comentarios en el blog y en el foro. Tanto cariño ha sido determinante para afrontar la prueba, en serio. Todo el afecto que me habéis mostrado me ha dado alas para sacar pecho en los momentos duros, que han sido muchos. Y para no sentirme solo en la inmensidad de las montañas, donde la sensación de abandono a tu suerte es tan extrema que da miedo. No personalizo para no equivocarme, pero sabrás al leer estas letras que van por tí.

Ahora, a descansar. Estaré desconectado durante una semana. Espero que para entonces os haya dado tiempo a leer este gigantesco testamento y, si os quedan fuerzas, dejar unas palabras. La semana que viene pondré las fotos y los datos técnicos de la carrera más dura y bonita jamás corrida por un servidor. Gracias por todo, a todos.

¡¡¡¡Soy superviviente!!!!

lunes, junio 22, 2009

MAM 09 - ¡¡Superviviente!!

por: Zerolito

Aún con el cansancio adueñado de mi cuerpo, tras haber podido comer hoy algo sólido sin que me cueste esfuerzo, escribo -no se hasta dónde- para corroborar lo que muchos asegurábais y que yo no tenía tan claro. He terminado el Maratón Alpino Madrileño. Posiblemente el maratón más duro del mundo, en una edición de especial dureza por la inclusión de Cabezas de Hierro en el recorrido. ¡Toma ya!

Pero esta alegría no sería completa sin el éxito de mis compañeros de viaje. Salvo Guille, que tuvo que retirarse, los demás han cumplido con creces su tarea. En algunos casos con mejoras de tiempo increíbles, otro por terminar pese a las lesiones y otro por tener el coraje y la valentía suficiente de ir a por todas. ¡¡Bravo, Ultraoxígeno y Paquetes!!

Por hacer un resumen rápido, ya que hoy no me apetece demasiado escribir con detalle lo ocurrido, daré los números del éxito.

Pto Dors Nombre Tiempo Equipo
125 151 PEDRO GOMEZ MARTINEZ 6:23:52:00 UltraOxígeno
147 144 SERGIO HUGO GARASA MAYAYO 6:38:26:00 UltraOxígeno
236 270 ANDREAS SAMUELSSON 7:29:24:00 UltraOxígeno
240 202 JESUS JOSE FERNANDEZ LOPEZ 7:33:36:00 Los Paquetes
251 131 JUAN ISIDRO TRILLO BIOTA 7:39:07:00 Los Paquetes
283 201 CARLOS VELAYOS MARTIN 8:46:25:00 Los Paquetes

Por mi parte una sorpresa enorme el tiempo realizado. Según pasaba el tiempo veía que iba recortando, llegaba antes de lo previsto a los puntos clave, que lo mantenía é incluso tenía posibilidades de hacerlo en menos de 8 horas. Finalmente esas 7h33' me dejan, como dice mi amigo Santi, sin futuro en esta prueba. Y es que hoy por hoy me parece una marca imposible. Pero eso ya lo veremos el año que viene ;-) Yo hubiera firmado, incluso pagado dinero por tener una marca de 8h30', así que imaginaros cómo está mi body con esas 7h33' que me pronosticó Fran y que yo tomé a guasa. Con razón ya que esa era la marca de Sergio del año pasado. Buen mordisco le has dado, chaval.


Wild Runner, Aspen, Gebrelayos, Zero y Mayayo. Falta Andreas.

A ver si tengo un rato y reuno información, fotos y demás... y mañana os presento una crónica de esas que parecen un testamento. La ocasión lo merece.

No quería dejar pasar la ocasión para daros, de todo corazón, las gracias. Por todas las llamadas, mensajes, correos, post, comentarios que me habéis hecho llegar. Os aseguro que habéis conseguido que me sienta especial, querido, y eso os lo agradeceré toda mi vida. Un abrazo sincero a todos.

Por mi parte, a descansar y disfrutarlo. Que no todo el mundo es Superviviente del MAM. Así, en mayúsculas. Un sueño que empezó hace poco más de un año y que ayer se hizo realidad.

viernes, junio 19, 2009

MAM - Rien ne va plus

por: Zerolito

Llega la hora, y parece que pide el cuerpo contar alguna tontá previa al MAM. Como siempre dejaré volar los dedos... ah, como si el teclado fuera mi guitarra.

La verdad es que estoy nervioso. Por la magnitud de la carrera es lógico, y estoy deseando no que empiece, sino al menos verme bajar a Cotos por la Loma del Noruego, o mejor llegar a Peñalara. Ahí seré consciente de lo que estoy haciendo y de mis posibilidades reales.

Pero las cosas son como son. Me hubiera gustado entrenar más en montaña, pero no ha podido ser. Me hubiera gustado meter más kilómetros de entrenamiento, pero tampoco. Creo en mis posibilidades, derivadas más de la ilusión y las ganas de hacerlo que en mis condiciones atléticas. Aún así mis amigos me pronostican éxito en esta carrera. Y eso me halaga, me reconforta... y me pone nervioso.

Curiosamente, si pienso que voy a hacer un maratón me entra vértigo, tengo que tragar saliva y lo veo todo negro. Pero si me olvido de los 44km y pienso en 9 horas triscando por la montaña... se me ilumina la cara. Trataré de llevar este pensamiento conmigo. La idea no es otra que de pasar un día hollando las cumbres de nuestra sierra. De una en una, para eso conozco el recorrido. Son parajes queridos que evocan grandes recuerdos y portan ilusiones y retos cada vez que te plantas frente a ellos.

Mi última chorrada, típica del rúner que digo no ser, ha sido hacerme una excel con cuatro horarios posibles: el del día perfecto, el del día bueno, el del día no tan bueno y el de la debacle total. Vaya tontería, digo yo. Con lo fácil que es ajustar 5 minutos aquí y allá en unas celdas y lo irreal del tiempo cuando te enfrentas a una subida interminable, a una bajada pedregosa o simplemente a recuperar el resuello en un avituallamiento. Es tan tonta que quizá la imprima y me la lleve, hala.

Y, cómo no, me acuerdo de mucha gente...

De mi familia, que ha soportado los "desajustes" de mis eternos entrenos por montaña con una sonrisa (bueno, y con el resalao "estás loquito, papocho" que me dedica mi hija. Mi hijo y mi mujer son, digamos... más tajantes, pero les agradezco a todos su paciencia y apoyo igualmente.

De mis dos familias atléticas, mis paquetillos y los Correpoco, que me han jaleado, animado y llevado en volandas hasta aquí desde que dije que lo iba a intentar.

De los lectores de este blog, sobre todo de los que habéis dejado unas letras que reconfortan como el caldo caliente después de una larga marcha.

Y, muy en especial, de mis compañeros de correrías montañeras. El primero Sergio por mostrarnos la sierra como nadie, sin tu ayuda no habría podido afrontar este MAM con garantías y te estaré siempre agradecido por ello. Andreas por el compañerismo mostrado y sus ánimos. Wild porque venía con nosotros pese a su ausencia y nos transmitía su ilusión. Aspen por su desparpajo y porque siempre asombra. Yoku por estar ahí, dispuesto a ayudar y acompañarme en mis zeroplanes. Paloma porque derrocha ilusión y vida y es una increíble compañera. Last, but not least, Carlos, mi Chulitón de Ávila, compañero desde el inicio de esta aventura, que ha sabido digerir el granito guarrameño como nadie y, en vez de indigestión, ha sido capaz de vencer a este monstruo antes de la salida. Muchos no habrían llegado donde lo ha hecho él, y ver cómo afronta esta prueba me llena de orgullo por tener un amigo tan valiente y sensato.

De las montañas de la sierra. Estoy redescubriéndolas después de unos años de barbecho. He recobrado la pasión por ellas, por conocerlas mejor, por sus senderos y peculiaridades. Ah, queridas viejas amigas de acampadas juveniles. Coral me ha dicho que ponga el mapa de la sierra del Guadarrama (1:50000) en la habitación. Mola.

Pues poco más. Las próximas letras que escriba espero que sean las de un logro conseguido. Pero si no, no importa. Repetiré el año que viene, con mejor preparación. Y si no al otro, con mucha mejor preparación. Las montañas... ellas siempre están allí, como cantaban Baron Rojo.

No habrá final
porque yo sé que siempre estás allí...

lunes, junio 15, 2009

Entreno MAM 13-J - Hasta el rabo todo es toro

por: Zerolito

Este refrán sintetiza lo que hemos experimentado este sábado en nuestra querida sierra del Guadarrama. Nos citamos allí con la intención de recorrer el tramo que nos quedaba por conocer del Maratón Alpino. Esto es, la teóricamente parte más fácil y suave, al transcurrir por senderos y entre bosques. Marcada en un socarrón color verde en el mapa con la leyenda "Para correr y disfrutar". Pues a eso vamos, digo.

Nuestro recorrido se inicia desde el Polideportivo de Cercedilla, donde nos conjuramos Sergio, Carlos con su amigo Juanjo, Fran, Paloma, Marina y yo. Ésta última (Marina, no yo) decidió a última hora seguir su propio camino hacia la senda Puricelli. Y nosotros nos fuimos hacia el puerto de Navacerrada, con la idea de hacer también el Alto del Telégrafo (donde Paloma debutará oficialmente en montaña el próximo domingo) y la subida al Alto de las Guarramillas.

Salimos ya con calor y empiezo a notarme fatal. He tenido una inoportuna diarrea los días anteriores (¿habrá alguna diarrea oportuna?) y me encuentro débil, sin fuerzas. Además me pongo a sudar como cuando estuve en Cuba, donde en el mostrador del hotel me conocían como "el de las gotas". Mal rollo. Me pongo a beber de inmediato y a comerme una barrita de cereales mientras trato de no perder la estela de los compañeros. Hay múltiples cruces en la primera parte del recorrido y sería fácil despistarse y perder el camino correcto, si bien llegar a Navacerrada sería fácil, "tó p'arriba a la dere".

Carlos y Fran se rezagan en algún momento pero vamos avanzando por los intrincados y sinuosos senderos. El ritmo es bueno, quizá pelín alto para mi gusto. Pero tenemos la suerte de ir conociendo el camino antes de la carrera y eso me anima. Un perro con un collar antipulgas se une a nuestro grupo y no nos abandonará hasta Navacerrada, curiosa y simpática compañía.


Carlos en el ascenso inicial, un precioso bosque. ¿Hobbiton?

Llegamos al Puerto de Navacerrada y tras reagruparnos subimos al Alto del Telégrafo, punto mas alto del Cross homónimo que correrán las hermanas Ruiz Calvo. Allí nos encontramos pegados a Siete Picos, podemos divisar el cordal de La Mujer Muerta. Enfrente tenemos el Alto de las Guarramillas y a la izquierda el macizo de Peñalara. Tras deleitarnos con estas estupendas vistas, sólo truncadas por los espantosos telesillas, bajamos al puerto. Me pongo en cabeza para bajar rápido, enseguida Sergio me alcanza y sobrepasa. El resto del grupo, más consciente, llega un poco después. Allí Carlos nos deja. Tiene problemas físicos y decide no forzar más, con buen criterio. Bajará a Cercedilla tranquilo y nos esperará allí. Hasta pronto, compañero.


Alto del Telégrafo

La subida al Alto de las Guarramillas estuvo adornada por la presencia de una manada de caballos, con algún potrillo. La visión de estos animales, mucho más elegantes que las vacas, me alegraron la ascensión, junto la perspectiva del valle que se abría al sur, preciosa. De repente me vi en cabeza tirando del grupo. Y es que me encontraba tan rematadamente mal de las tripas que decidí tirar porque, de no hacerlo, me quedaría quieto sin moverme. No pretendía endurecer la marcha ni nada por el estilo. Simplemente era el único ritmo que podía ponerme para no caer abatido.


Churrepeteando un poco de agua en la subida


Bola del Mundo


Sergio, Fran, Juanjo, Zero y Paloma. Detrás, Peñalara nos mira...

Llagamos al Alto y nos hicimos unas fotos, contemplando el paisaje. Volvemos y en la bajada trato de seguir a Sergio, pero no me encuentro fresco y tengo que aflojar el ritmo. Al llegar al puerto y refrescarnos en el bar Dos Castillas nos encontramos a nuestro amigo el cánido. Está despistado, cruza la calle peligrosamente sin mirar y se junta a cualquier humano que se acerca. Están avisados Guardia Civil, SEPRONA y demás organismos, pero parece que nadie se hace cargo. Pobre.


Estampida en el Alto de Guarramillas

Nos disponemos a bajar y el sendero que yo imaginaba en mis mejores sueños como un paseo triunfal se vuelve tortuoso y difícil. Quería comprobar cómo se puede afrontar una bajada, a priori fácil, con el cansancio de la carrera. Y fue tremendo. Nada de unas vueltecitas por los Champs Élysées antes del podio en el Tour de Francia. El recorrido se hace duro y penoso. Si llegas sin fuerzas allí lo pasarás mal el día del Maratón. Y es difícil guardar algo para este tramo teniendo en cuenta el tremendo desgaste que habremos hecho para llegar allí. Estas consideraciones cruzaban mi mente mientras Fran se descuelga y Sergio y Juanjo se adelantan. Me quedo con Paloma, a la que veo cansada por primera vez en mi vida. La ofrezco chuperretear de la Diosaz, le hace mucha gracia el tubito. Poco a poco nos acercamos a Cercedilla y ¡por fin! llegamos al polideportivo. Carlos está duchado y nosotros seguimos sus pasos, muchas gracias a los empleados municipales por permitirnoslo.

Después de esto las cañitas de rigor comentando la jugada y nos vamos, contentos por el resultado, a buscar a Marina, que se había ido a casa de su hermana (otra) en Los Molinos. Y después para casa, cansados pero contentos por el entrenamiento.

Ya está todo hecho. No habrá más entrenamientos, no queda tiempo para más salvo para comerse el coco un poquito. Espero cumplir las predicciones de mis halagadores amigos y terminar el MAM; eso sí, olvidándome del crono. Y sobre todo espero que lo haga Carlos, mi compañero en esta andadura. Aunque haga lo que haga él, de alguna forma, cruzará conmigo la meta en Cercedilla. Eso si logro hacerlo, claro. Que un maratón tiene muchas variables que escapan a nuestro control, y la montaña añade las suyas, que no son pocas.

Pues eso. La enseñanza del día: Hasta el rabo todo es toro. Pues.. ¡a torearlo!

lunes, junio 08, 2009

Entrenos MAM 6 Junio - Más datos

por: Zerolito

Bueno, pues este post recopila más información sobre la salida del otro día. Me centraré en aspectos más técnicos, referencias... que a mi me vendrá bien recordar. Y quizá a alguien le pueda resultar útil, o al menos entretenido. Comenzamos.

Ficha técnica:
Distancia: 28km
Desnivel acumulado: 4100m (cálculo aproximado, no tengo GPS pero no será muy distinto)
Trayecto: Puerto de Navacerrada (1858m) -> Alto de las Guarramillas (2262m) -> Loma del Noruego -> Puerto de Cotos (1827m) -> Peña Citores (2181m) -> Peñalara (2430m) -> Loma de Dos Hermanas -> Puerto de Cotos -> Refugio Pingarrón -> PR27 -> Cabeza de Hierro Menor (2376m) -> Cerro de Valdemartín (2280m) -> Alto de las Guarramillas -> Puerto de Navacerrada.

En la imagen nuestro trayecto es el tramo central sombreado

Tiempo total empleado: 6h17m15s
Velocidad media: 4.47km/h (13:28min/km)
Observaciones: Haría falta una media de casi 5km/h para entrar en control de las 9h. Teniendo en cuenta las inclemencias meteorológicas, despistes, pérdidas y que los tramos que quedan por hacer son más asequibles (esto es, marianeitor o extrapolator en mano)... ¡¡es posible!!

Tiempos de paso:

Trayecto Tiempo Acumulado Km Km/h min/km
Navacerrada -> Bola 0:31:44 0:31:44 2,00 3,78 15:52
Descanso Bola 0:02:29 0:34:13 0,00

Loma Noruego -> Cotos 0:28:59 1:03:12 5,10 10,56 05:41
Descanso Cotos 0:06:24 1:09:36 0,00

Cotos -> Citores -> Peñalara 1:01:34 2:11:10 5,00 4,87 12:19
Descanso Cumbre y bajada (?) 0:26:35 2:37:45 1,50 3,39 17:43
Bajada hasta Cotos desde (?) 0:24:42 3:02:27 3,00 7,29 08:14
Descanso Cotos 0:09:41 3:12:08 0,00

Cotos -> Tubos 1:44:13 4:56:21 4,50 2,59 23:10
Descanso Cabezas 0:11:54 5:08:15 0,00

Cabeza Menor -> Cuerda Larga 0:53:35 6:01:50 5,00 5,60 10:43
Bola -> Navacerrada 0:15:25 6:17:15 2,00 7,78 07:42

Material
El símbolo (*) significa que no lo utilicé aunque lo llevaba encima.

- Ropa puesta (decidida en función de la meteorología)
  • Malla larga, camiseta de manga larga y cortavientos.
  • Zapatillas de trail Asics Trabuco
  • Calcetines de Coolmax
- Mochila Diosaz 10 que contenía:
  • 2l de agua
  • Chubasquero de plástico (de los chinos) (*)
  • Manta térmica de emergencia (*)
  • Bolsa de plástico con pantalón corto, camiseta m/c y calcetines de repuesto (por si acaso) (*)
  • 7 geles Powerbar Isostar (glucosa y más cosicas, sobraron 5, llevé de sobra para mis compañeros)
  • 5 barritas de cereales (no sobró ni una, pero compartí... ehhh)
  • 1 bolsa de Hacendado con frutas deshidratadas (plátano, pasas...)
  • 2ª capa de abrigo Kalenji
  • Gorra
  • Braga polar (me resultó extremadamente útil)
  • Guantes de seda
  • Pequeño botiquín (vendas, antiinflamatorios, analgésicos, Reflex...) (*)
  • Linterna (siempre hay que llevar una) (*)
  • Silbato (lo lleva la mochila, pero si no hay que llevar uno, mejor de los de árbitro de fútbol) (*)
  • Teléfono móvil cargado y ... ¡con saldo!
  • Bolsas de plástico para la basura
  • Chubasquero (se me cayó en el garaje y no pude llevarlo, claro) (*)
  • Gafas graduadas en su funda. Llevaba lentillas pero nunca se sabe. (*)
  • Gafas de sol (iluso...) (*)
En el coche
  • Juego de ropa seca completa, de arriba a abajo.
  • Toalla para secarse (se me olvidó y usé una camiseta gigante de algodón)
  • Botella isotónica (siempre bebo la mitad en el trayecto de ida para comenzar bien hidratado)
  • Vaselina (imprescindible para pies, importante para ingles)
  • Ropa técnica alternativa. No olvidar los calcetines. Decide allí qué ponerte y qué llevar.
  • Gorra y guantes de forro polar (para entrar en calor después)
Errores o/y omisiones
  • Guantes cortavientos
  • Chubasquero (que se cayó en el garaje) o Gore-Tex
  • Crema solar (para antes) y After-sun (para después)
Más fotos


Dos iguales para hoooooy ;-)


Con Ana, mujer de Sergio. Un placer.


Desde el helicóptero rojo :-D

Fotos cobijados en la cumbre de Peñalara


Andreas implorando los 30ºC

Está cayendo una buena, ¿eh Sergio?

Juan autofotografiándose

Carlos: "Yo subo a cuerpo, que soy de Ávila"

Zerolito ejerciendo de Pippin en la Compañía.

Entrenos MAM - 6 Junio - Rodarán Cabezas

por: Zerolito

No sabía cómo titular el post. De hecho no se cómo escribir ni qué contar, ya que las vivencias experimentadas por este piltrafilla el sábado pasado darían para escribir un libro. Tal como lo cuento, ha sido la experiencia atlética más dura que haya experimentado nunca, si bien una de las más enriquecedoras. ¿Títulos? "El Paso de Caradhras", "Llamando a la Puerta Negra", "La Senda está cerrada", "Despertó el Balrog", "Cara a cara frente a Sauron"... Así que voy a empezar a escribir y ya veremos por dónde sale.


Quedamos a las 8:30h en Navacerrada. Yo iba con tiempo y llené mi Diosaz y la de Carlos en la Fuente de los Geólogos para empaparme de la Sierra desde el principio. El frío reinante y el agua helada que chorreaba por mi mano eran el preludio de lo que viviríamos a más de 2200m de altura. Reunión de la Compañía del MAMillo tras un café y partimos hacia Bola a las 9h.


Carlos, Zerolito, Andreas, Sergio y Juan. Foto cortesía de Ana.

La subida al Alto de Guarramillas (Bola del Mundo) no presenta mayor dificultad, salvo que para mí los primeros minutos de cualquier actividad me suponen un esfuerzo importantísimo. Debe ser que voy a válvulas, como mi ampli Fender, y hasta que no calientan no funciona correctamente. Desde allí iniciamos la bajada por la Loma del Noruego que nos llevará al Puerto de Cotos. Es una bajada larga y bonita, truncada por apenas tres pequeñas rampas en un trayecto de casi 5km. Yo la tenía ganas, ya que era uno de los dos puntos del recorrido que desconocía (al menos corriendo). Del otro ya hablaré, ya...


Primeras brumas en Bola del Mundo

Paramos en Cotos, nos alimentamos y atacamos la subida a Peñalara por Peña Citores. Fui muy atento por el viejo conocido pinar que nos acoge, protegiéndonos del frío reinante. Pero a pesar de eso no fui capaz de ver en qué punto nos desviamos en la Primera Zerolada y que nos hizo salirnos del camino a Peñalara. Salimos del pinar y de repente la niebla, el frío y el viento hacen su aparición. Empezamos a subir por la loma de Dos Hermanas para coger la cuerda que nos llevará a Peñalara.


El pinar en Citores contrasta con los neveros que nos encontramos poco después

La subida fue increíble. De repente empezó a caer una granizada de aúpa. El granizo, del tamaño de pequeños granos de arroz, viajaba casi horizontal y a una velocidad de vértigo. La niebla nos envolvía, la sensación de frío era brutal, debíamos estar sobre los 2ºC pero el viento se ocupaba de que nuestra percepción fuera de varios grados bajo cero. Pero lo peor era que el granizo nos laceraba. Bueno, nosotros decíamos que nos exfoliaba, en nuestro particular humor negro. Cada poro de piel no cubierto por ropas era cruelmente aguijoneado por el incesante granizo. Carlos y yo nos rezagamos un poco y nos costó seguir el camino de hito en hito. Finalmente nos reagrupamos en un antiguo búnker de la Guerra Civil Española. Esta vez no eran milicianos sino montañeros los que nos resguardábamos como podíamos de la ventisca. Comimos algo, nos pusimos ropa y enfilamos hacia la cima con el único fin de hacernos una foto y emprender la bajada.


Cima de Peñalara (2430m)

En la foto no se nota mucho pero estamos ateridos por el frío. El viento era tremendo y sólo pensábamos en hacernos la foto y tirar para el valle. En esoso momentos sentimos cómo se nos congelaban los dedos y la nariz. Pero congelados en su sentido literal. El dolor era intensísimo, no había forma de protegerse en aquellas condiciones, sólo era posible huir. Pensaba en las terribles condiciones que debern sufrir los alpinistas si en unos modestos 2430m de altura, en una zona templada y en el mes de junio el castigo al cuerpo era tan grande. ¿Qué no sentirán ellos en el Himalaya?

La bajada por la loma de Dos Hermanas se hace durísima, pero a medida que descendemos el viento se va calmando, la niebla se convierte en bruma y finalmente unos tibios rayos de sol aparecen. Aprovechamos para reagruparnos, chequear daños y continuar la bajada por un sendero fuera del camino principal. De repente me veo bajando con Sergio. Nos destacamos del grupo rápidamente y yo disfruto por ser capaz de siquiera seguir a este enorme trotamontes. Llegamos a Cotos y aprovecho para llamar a Coral, estirar y comer y beber algo.


Andreas y un recién descongelado Juan bajando hacia Cotos


El precioso Valle del Lozoya nos recibe en el descenso


Reagrupados y tomando decisiones

Tras reunirnos de nuevo en Cotos empieza la auténtica fiesta. Habíamos evaluado la situación en Peñalara y creíamos que no podríamos subir a Cabezas, vista la que estaba cayendo. Pero al bajar al valle vemos que está despejado y nos animamos a intentar la ascensión. Así que descendemos por el Refugio del Pingarrón y cogemos el PR-27 que nos llevará a la cuerda de Cabezas de Hierro. En ese momento Aspen, que se había torcido el tobillo en la bajada de Peñalara varias veces, lanza un grito de dolor: había ocurrido otra vez. Tras hablar un rato decide no hacer los tubos y subir por la Loma del Noruego hacia Bola y esperarnos allí, ya que la ascensión a Cabezas era peligrosa en su estado. Hasta luego, compañero.

Llegaba la hora de la verdad. El camino es ahora un precioso bosque, salpicado de arroyos que tenemos que cruzar y con varios árboles literalmente de cuento. Preciosa zona, calma chicha que precede a la verdadera batalla. Acabábamos de perder un integrante de la Comunidad y nos enfrentábamos directamente al principal escollo de nuestro viaje.


El gran Sergio, nuestro Aragorn particular. Bravo montaraz y estupendo compañero.

El PR nos lleva a la base de la inmensa mole granítica de Cabezas de Hierro. Justo en sus pies perdemos las marcas del PR y, tras varios minutos de búsqueda infructuosa en la que sólo vemos hitos de caminos que no son el que busca Sergio, nos decidimos a subir por el tubo que está más cercano a Cabeza de Hierro Menor. La subida se hace increíblemente dura. Desgasta enormemente, tanto física como psicológicamente. El desnivel es altísimo. Primero las piedras son pequeñas y sueltas, incluso se ven hitos de cuando en cuando. Pero de repente empiezan a agrandarse. El desnivel no disminuye, no. Hay que utilizar las manos incontables veces. Avanzar se hace penoso. Paso a paso y parando cada poco tiempo a tratar de recuperar. El aire parece que se acaba, pero lo peor son las piernas. Las noto blandas, incapaces de sostener e impulsar el cuerpo. Hay veces en las que es difícil incluso guardar el equilibrio.


Ascensión por los tubos de Cabezas de Hierro

Pero hay más. Según ganamos altura las inmensas piedras redondas se convierten en prismas. La acción del hielo ha afilado sus suaves contornos y ahora tenemos que avanzar haciendo equilibrios poniendo el pie en el filo de una roca. El desnivel sigue siendo brutal. Miras hacia arriba y sólo ves un inmenso río de piedras. Roca afilada por todos los lados. Hemos perdido la perspectiva de la cima (señal de que el desnivel ha aumentado) y la sensación de agotamiento, soledad e impotencia se agranda. Es la hora de la verdad en la que la Montaña, como se suele decir, pone en su sitio al montañero. Carlos va desencajado. El enorme esfuerzo está haciendo mella en su recia determinación. Yo siquiera puedo animarle, noto cómo las fuerzas se escapan ante el alud de granito que tenemos delante. Sergio y Andreas nos jalean de vez en cuando desde arriba, pero nuestro paso es penoso.


Ascendiendo penosamente por los tubos


Andreas subiendo por los tubos. No, aún no es la cima.


Mola la perspectiva, ¿eh?

Es en estos momentos tan duros cuando uno puede perder la batalla. La fuerza, la tenacidad y el coraje son socavados como una ola del mar derriba un perfecto castillo de arena. La inmensidad y la dureza de la montaña es inmisericorde, y hace falta una voluntad férrea para seguir adelante. Determinación. Reunir tus escasas fuerzas y dar otro paso. Para. Decide dónde poner el pie. Hazlo. Respira. Así durante una hora interminable. Un mensaje de Aspen nos indica que ha llegado a Bola y que inicia el camino por la Cuerda Larga para ir a nuestro encuentro. Pienso socarronamente que llegará antes que nosotros a la cima de Cabeza Menor.

Así veía Aspen Cabezas de Hierro

Descansamos en la antecima. Comimos algo refugiándonos de la ventisca que se estaba empezando a formar y que nos hizo irnos a toda prisa. El tramo final es de traca, aún más abrupto. Pero finalmente llegamos. La cima no le gusta mucho a Carlos, en lugar de un vértice geodésico como mandan los cánones hay un par de palos torcidos y una vara metálica.

La niebla se nos echa encima. Sergio nos indica que perderse es ahora imposible: hay que seguir la cuerda hasta Bola por el camino marcado con señales de GR (rojas y blancas). Andreas y él se adelantan mientras yo voy con Carlos. Oimos las voces de Aspen que está llegando a nosotros. La bajada es peligrosa, con enormes piedras y un gran desnivel. Carlos me dice contundentemente que me vaya. Su cara está desencajada, no se si pesa más el agotamiento o el abatimiento. Yo quería terminar con él, quedaba lo más fácil, pero no quiero contradecirle. Algo en su mirada me dice que, al igual que ocurrió en Bustarviejo, prefiere que le deje solo. Sabiendo que Aspen le cogerá en unos minutos y que la Cuerda Larga está repleta de montañeros que emprenden el camino de vuelta debido a la inminente tormenta, me despido de él dándole ánimos.


La cima de Cabeza Menor desde la Cuerda Larga, repleta de senderistas

Tenía enormes dudas sobre cómo iba a afrontar la bajada. Si nser excesivamente técnica es peligrosa ya que hay tramos en los que te embalas de una manera brutal. según bajo me doy cuenta de que mis piernas aún responden. No me lo podía creer. Así que decido bajar, no muy deprisa, pero sí rápido. Establezco contacto visual y sonoro con Sergio y Andreas. Pero la niebla y el granizo han vuelto, si bien con menor virulencia que en Peñalara.

El camino se torna blanco en cuestión de minutos. Llego al Cerro de Valdemartín y pierdo las marcas. Vaya tela. Se la dirección que debo tomar, pero no veo las marcas, y no estoy por la labor de hacer kilómetros de más. No señor. Así que tras unos minutos de duda decido esperar a que lleguen los senderistas. El primero que llega me dice que Bola es "eso de ahí". Obviamente eso no era Bola, sino una caseta que hay en el cerro. Me comenta que no conoce muy bien la zona y decido esperar al siguiente grupo. En ese momento... ¡milagro! se disipa la niebla y se adivina la imagen de los repetidores de televisión. ¡Eureka! en la dirección que yo decía. Escucho a la vez las voces que Sergio va dando a intervalos como referencia. El Sol se abre camino y le digo al chico que me vooooy corrieeeeeeendooooo.

Me cruzo con otro montañero que me dice que mis dos compinches acaban de pasar por ahí. Yo, ya relajado, entablo una breve conversación con él. Da gusto saberse cerca de la meta y le deseo suerte. Pero nos faltaba la última: el panorama se vuelve a cerrar y comienza a llover. Pues ná, a apretarse los machos otra vez. El agua torna resbaladizas las piedras y hay que ir con cuidado. Pero consigo llegar a Navacerrada, tras 6h17m de lucha contra los elementos y contra uno mismo.

Voy al bar y me encuentro a Andreas, Sergio y Ana (su mujer) ante sendas tazas de caldo. Me apreto la mía y me voy a cambiar, ya feliz y caldeado por dentro. Lo hemos hecho. En el coche me pongo ropa seca, recobro calor y me parece increíble que esas húmedas y frías ropas estuvieran pegadas a mi cuerpo. Al volver me reuno con Carlos y Aspen ¡¡estamos todos!! y vamos a celebrarlo como merece: con nuestras cervecitas, bocatas, cafés con sobaos y lo que nos pongan.

Celebrando en el Poney Pisador... ejem... Dos Castillas

Las reflexiones de la Comunidad del MAMillo quedaron para después. En ellas Sergio se arranca con una porra y me otorga un más que generoso (a la par que irreal según mis cálculos) 8h15' en un día bueno para el MAM. Aspen iría a su ritmo más o menos (sober las 7h15') y entre medias se sitúa Andreas. Carlos necesita tiempo para digerir la monumental enseñanza que nos ha dado hoy la montaña. Pero ante todo estoy satisfecho, muy contento de haber realizado el entrenamiento más duro que haya soñado nunca, y de haber compartido esos lugares y esta experiencia, que va más allá de lo atlético para convertirse en algo muy personal, con gente de primer nivel. Gracias por vuestra compañía, chicos.

Ahora hay que saborear lo conseguido, que bien valdría una medalla conmemorativa. Gracias por haber leido hasta aquí. En apenas dos semanas sabremos cómo termina esta historia. Por de pronto tengo la sonrisita esa tonta que se te queda cuando has hecho algo grande.

miércoles, junio 03, 2009

Entrenos MAM - Previa 6 de Junio

por: Zerolito

El próximo sábado 6 de Junio podré evaluar de una manera muy clara mis opciones de cara al Maratón Alpino. Y es que, gracias a los amigos del Equipo Ultraoxígeno Mayayo, Wild Runner (*) y Andreas vamos a recorrer en su grata y experta compañía los kilómetros centrales y de carácter auténticamente alpinos del MAM.


Sombreado, el recorrido que haremos.

Así que Carlos y yo mismo (si no se anima ningún paquetillo más) iremos cuan hobbits, acompañando a esos montaraces, elfos y hombres de recias piernas y habituadas a estos trasiegos. Nosotros, con nuestro torpe caminar, fruto de la vida que nos pegamos en La Comarca, trataremos no entorpecer demasiado la marcha.

Decía que es la parte del recorrido genuinamente alpina. Su punto más bajo está en una cota de 1800m aproximadamente, y recorre en el mismo orden las cumbres por las que pasaremos en el Maratón Alpino. Mayayo ha dividido el recorrido, sabiamente, en tres partes (en cursiva sus anotaciones):

  • Tramo 1: Pto Navacerrada (8:30h) -> Bola Mundo -> Loma del Noruego -> Pto Cotos (llegada prevista 10:00h)
  • Tramo 2: Pto Cotos -> Citores -> Peñalara -> Dos Hermanas -> Pto Cotos (llegada prevista 11:30h) Tramo opcional. Descanso posible intermedio.
  • Tramo 3: Pto Cotos -> Cabezas -> Bola Mundo -> Pto Navacerrada (llegada prevista 14:00h) He intentado dar tiempos amplios en cada caso. Como sabeis, el 17may hicimos casi lo mismo en 3h30...
El descanso lo ha propuesto por si acaso alguno no estamos suficientemente finos. Yo no estoy fino, pero no pienso en ese descanso ni de coña. Toca hacer el recorrido entero y a eso vamos.

Pues eso. Estoy deseando realizar esta salida, en la que destaco dos tramos por desconocidos:
  • La bajada por la Loma del Noruego desde Bola a Cotos. Son cerca de 5km de bajada técnica que habrá que hacer con cuidado pero tratando de arañar tiempo. El amigo Wild se esguinzó allí mismo y la tiene... enfilá.
  • La subida a Cabezas (aún no está muy claro por dónde se atacará, parece que por el PR27) que sustituye al Risco de Claveles en el espectáculo del MAM. Una pared de kilómetro y pico de enormes piedras graníticas en la que correr será imposible y andar un sueño. Probablemente recurramos a nuestro pasado simiesco y tengamos que utilizar las cuatro extremidades para avanzar.
(*) Nota de última hora: Wild Runner no vendrá este sábado. Recupérate pronto, campeón, que te quiero ver en condiciones en la salida del MAM. Quizá, en cambio, el amigo Aspen se anime a venir. Por de pronto será el tercer paquetillo que se ha inscrito al MAM. ¡¡Bien!!

(*) Nota 2. Había titulado el post Entrenos MAM - Cruzaremos Moria - 6 de Junio. La recurrencia al viaje del Anillo Único hacia el Monte del Destino es ya una constante. Pero ya que Moria eran unas minas, quizá nuestro viaje sea más cercano al Paso de Caradhras. Para colmo se esperan posibles tormentas por la zona para el sábado. Espero que los vientos desoigan los crueles cánticos de Saruman y no tengamos que retroceder, como la Compañía del Anillo, para cruzar Moria, donde dormía un demonio del Mundo Antiguo que...

Monte Cook, Nueva Zelanda. Sirvió para recrear el Paso de Caradhras en la trilogía El Señor de los Anillos.