miércoles, agosto 26, 2009

Berlín 2009 y Natalia Rodríguez

por: Zerolito

El mundial de Berlín nos ha dejado, como no podía ser de otra manera, atletismo de consumo. Se han escrito páginas para la historia trágicamente amplificadas y deformadas por los medios de comunicación. Voy a intentar dar un resumen de lo poco que he visto, del algo que he leído y de lo mucho que me pueda inventar.

El Usaín Bolt ese es el no va más. Si todo el atletismo fuera así, una carrera que se dilucida explosivamente en menos de 10s, seria el deporte rey. Caritas, gestos, bailes, banderas y poco, poco tiempo corriendo. Producto televisivo perfecto que se han encargado de explotar. Hoy Bolt es tan conocido como el Kakáfutis ese del Madrid de Júrgol. No quito mérito a Usaín, lo que ha hecho es increíble y es historia, y mejorará sus marcas en breve. Admiro al atleta pero me cargan los divos televisivos (seguramente no sea culpable de ello el pobre jamaicano).

La otra cara de la moneda es Kenenisa Bekele. El que es para muchos el mejor fondista de todos los tiempos (cosa que yo no podré afirmar rotundamente mientras corra Gebrselassie) ha dominado por enésima vez el 5000 y el 10000. Pero a este buen señor, como se pasa 26 minutos dando vueltas a un tartán, no le acompañan los media, no es un producto de consumo tipo fast-food. Su gesta, absolutamente increíble, pasa de puntillas frente a la explosividad del 100m. No lleva cadenas de oro ni gafas de sol macarras, no baila rap delante de la cámara ni pone caritas de títere; sólo ofrece el increíble trabajo constante y callado que no queda bien en Prime-Time.

Pasamos a los españoles, medallas aparte, a ver qué se me ocurre:

  • Mayte Martínez ha hecho un papel sensacional en 800m, esta chica es todo entrega. Un lujo para el atletismo español.
  • Eva Arias, nuestra joven finalista en 3000 obstáculos. Llegar a la final fue un premio enorme para esta atleta, eclipsada por la actuación de Marta. Tenemos relevo, cosa que no podemos decir en todas las especialidades.
  • Jesús España realizó un más que digno papel en 5000m. Bravo.
  • ¿Higuero, Casado y Estévez? El milqui se quedó en tierra, y es que la sombra de Cacho es alargada, y no sé por qué motivo siempre se espera (desde las televisiones, claro) que en esta disciplina tengamos medallas sí o sí.
  • Carlos Castillejo, todo pundonor en la prueba del 10000. Casta y coraje corriendo en desventaja con los grandes fondistas africanos.
  • Nuria Fernández, 4ª en 1500, le ha ocurrido un poco como a Eva. Al participar en el 1500 de la polémica, con el robo manifiesto del que hablaré ahora, su éxito ha pasado a un segundo plano. Apoyó incondicionalmente a su compañera, no como otros que...
  • Manuel Olmedo se retiró en los 800m. Desde la Federación cargaron veladamente contra él ("revisaremos nuestras becas") y me permitió contemplar unas imágenes que valen por todo un mundial. ¿Recordáis la bronca que hubo entre Olmedo y Amat en Osaka, de la que di cuenta en el blog? Pues bien, Amat y Manuel hablaron a pie de pista y la historia fue radicalmente distinta. Olmedo estaba hundido moralmente, reconocía que no estaba bien físicamente y que para llegar andando lo había dejado. Amat, en lugar de hacer leña, le escuchaba y preguntaba si tenía lesiones, que podía suplir su baja forma con su experiencia. Me quedo con la frase del periodista cerrando la entrevista: "Venga Manolo, ánimo. De verdad". Pues chapeau ¡viva el fair-play!
Los destacados, curiosamente talluditos todos:
  • Marta Dominguez, excepcional en 3000 obstáculos. Se sabía campeona desde el principio y corrió impecablemente.
  • Jesús Ángel García Bragado ha conseguido un enorme éxito en marcha tras largos años de sequía. Enhorabuena, todo un ejemplo.
  • Chema Martínez merece un gran éxito en maratón. Ha sido el primer europeo en este mundial, situación que deseo de corazón que ocurra en el próximo campeonato de Europa.
La injusticia:

La que han cometido con Natalia Rodríguez. A nuestra campeona le han robado el oro. Y lo que es peor, se han cebado con ella. Como se dice vulgarmente, encima de puta pagas la cama. voy a dejar unas perlas esquemáticas para no aburrir al personal.
  • Resumen: Natalia está tercera, faltan poco más de 200m. La etíope está en cabeza y deja hueco suficiente en la cuerda. Natalia lo ve y cambia el ritmo para pasarla. La etíope al darse cuenta trata de rectificar la posición cuando la española está a su altura. Existe un contacto con los hombros, no hay codazos. La velocidad y corpulencia de la española, unido a la sorpresa y menor envergadura de la etíope, hacen que Burka pierda el equilibrio y caiga. Natalia se cierra tras el contacto, frena y pisa fuera de la pista. Pierde posiciones y metros, pero recupera con pasmosa facilidad y gana clarísimamente la carrera. El público la abuchea. Natalia sabe que ha habido decisiones de los jueces de carrera muy polémicas y que quizá la descalifiquen. Aún así se va a consolar a la etíope, que llora desconsolada tumbada en el tartán. Le besa la mano y se va.
  • La pregunta del millón: si Bubka hubiera pensado que Natalia la había empujado ¿aceptaría las disculpas de la catalana como lo hizo? ¿No retiraría su mano y la espetaría "Bruja, me has empujado y me has dejado fuera de carrera"? ¿No la increparía por haberla dejado sin opciones? Bubka sabía que había dejado hueco e intentó rectificar, desequilibrándose, y por eso no reprochó nada a Natalia, que en ningún caso hizo nada ilegal.
  • La Federación Española se ha bajado los pantalones y en lugar de defender a Natalia la han criminalizado con perlas del tipo "no se podía defender su inocencia, estaba muerta", "lo hemos visto desde todos los ángulos y Natalia empuja a Bubka". En ningún momento hay empujones, señores. De hecho Natalia en vez de acelerar se paró al ver cómo caía la etíope. Desde luego cómo está el patio. En el júrgol alegan lo indefendible hasta las últimas consecuencias agresiones, insultos y demás. Y en esta ocasión, cuando hay serias dudas de la actuación de los jueces, influidos por un estadio que tomó parte (como es natural) de la atleta caída, no se atreven a decir nada. Odriozola, José Luis de Carlos, y demás bazofia burocrática: sois unos mojigatos que en vez de apoyar a nuestros atletas os comportáis como acólitos rastreros de nosequién (¿o sí?) de la IAAF. Cobardes chupatintas y serviles pseudodirigentes. ¿Habría pasado lo mismo si fuera Marta Domínguez la descalificada? Porque ella sí que reparte leña de la buena... como todos en las pruebas de medio fondo.
  • La presión mediática ha obligado a Natalia a decir que se ha equivocado de estrategia adelantando por dentro. Pero chica, si te habían dejado un pasillo para pasar por dentro ¿para qué hacerlo por fuera? Son decisiones que se toman a 200 pulsaciones por minuto, y quien no ha competido en esas situaciones y sólo alcanzan ese pulso si se estropea el ascensor para subir a su cómodo despacho de la segunda planta no debería juzgar tan a la ligera.
  • Y como premio a Natalia no la dejan participar en la reunión de Zurich. Odriozola se pone en plan víctima y suelta "claro, no quieren que lo gane y lo tienen montado para que gane Jamal". Típica excusa de adolescente rebelde, "el sistema me oprime y bla bla bla". ¿Por qué no lucháis por ella?
Sólo espero que el año que viene, en el Europeo de Barcelona, en tu tierra, Natalia, puedas demostrar al mundo entero lo que muchos ya sabemos. Eres la mejor y te mereces la medalla.

martes, agosto 25, 2009

Torrecaballeros - Carrera del Esquileo

por: Zerolito

La idea de participar en la Carrera del Esquileo surgió en el curro. Una compañera tiene una casa en Torrecaballeros, lugar archiconocido por ser el punto de España con más corderos asados por metro cuadrado. Medio en serio, medio en broma, quedamos los compañeros para comer allí y de paso el menda correría la prueba. Pues ná... ¡¡allá vamos!!

Esta carrera está englobada en el V Circuito de Carreras Pedestres de Segovia. Son cuatro carreras, a modo de circuito veraniego que tan buen resultado han dado en otras ciudades, como Cuenca, Albacete e incluso Madrid con su Circuito Serrano que ya no lo es. Los alicientes son correr en la naturaleza, lejos del asfalto, sin masificar y con pocos pero abnegados voluntarios. Además la atención en meta dicen que está genial. Pues este es mi tipo de carreras favorito, así que vamos a ver.

Se anunciaba el día más caluroso del año, por lo que lo combatimos con cervecita fría, como mandan los cánones. Terminamos de comer muy tarde por la cantidad y calidad de los manjares allí expuestos (y todos a mi alcance, pachasco). Para terminar me curré unos gintonics que hicieron las delicias del personal, pachasco 2. Y en esto me doy cuenta de la hora... las seis menos cuarto. El dorsal se puede sacar hasta las seis, así que salgo con mi cuasi-autóctona compañera en busca de la salida, cruzando los dedos para que se hubieran acabado. Pero no, había dorsales disponibles y en un ejercicio de soberana irresponsabilidad este ceporro adquirió su dorsal.

Porque vamos... ¿tu dejarías correr a casi 40º a un amigo repleto de comida, cerveza y gintonic sin digerir? Hombre, que son 12km por cuestas interminables en las que no hay una sombra. Inconsciencia pura.

Pero ná... me visto de romano y más despistao que Aznar en una barbería me planto en la salida. Allí me reconocen los foreros AFA y Canillas, que me hacen la espera a la solana más que agradable con su animada charla. Son unos fenómenos. Lástima no haber visto a otros foreros que estaban por allí, como Malaika (gran fichaje paquetil), Alespinar (que es de mi pueblo materno) y el gran Ppong, entre otros.

¡PUM! Sin casi darme cuenta salimos. AFA se nos despega como una tirita en la ducha a la primera de cambio. Canillas y yo seguimos juntos, a 5 pelaos, lo que me sorprende. Ah, que es cuesta abajo... claro. La carrera decide que ya está bien de darnos vidilla y comenzamos a subir por un secarral en dirección a las montañas. No hay sombra ni nubes, nuestro Astro Rey se está cebando con nosotros. El gintonic hizo una segunda digestión como acertadamente sugireron Canillas y mi amigo Darth ;) y el ritmo iba cayendo con la misma intensidad con la que subía nuestro pulso y ritmo de jadeos.


Saliendo con la fresca


De rojo en segundo plano, Canillas y Zerolito

Llegamos al puesto de avituallamiento y aquí llega el único borrón de la carrera. NO HAY AGUA. Esto no debería ocurrir en una carrera popular que se celebra casi a 40ºC, y menos en el primer avituallamiento cuando más calor hace y, generalmente, los últimos en llegar son los que más necesitan reponerse. Yo estoy desesperao, echo a andar para tratar de asimilar el mazazo y buscar alguna botella a medio llenar que haya arrojado algún makinorri. En esto veo un montón de hielos para refrescar el agua que han tirado y no me lo pienso. Me dedico a roer el helado pedrusco y tratar de absorber todo el líquido. Mientras, el amigo Canillas se ha ido, así que afronto el resto de carrera en solitario.

Ahora estamos llaneando y después del hielo me encuentro algo mejor, o eso quiero creer. Al menos estoy entretenido pasándolo de un lado a otro de la boca. A un kilómetro de distancia hay dos personas que nos ofrecen agua. No son de la organización, con lo que el detallazo es aún más de agradecer. Me dan medio vaso porque se les está acabando y me ofrecen más. Apuro el mio y les digo que no, que guardaran para los que vienen detrás. Insuflado de vida y agradecimiento sigo mi camino a ritmo.

Empezamos a adelantar a senderistas que habían salido a hacer el recorrido a las seis. El perfil es sinuoso pero vamos bajando, con lo que puedo apretar un poco sin pasarme de vueltas. El sol está más bajo y ya no nos azota con la misma fuerza que al principio. Incluso empieza a moverse el aire, aunque sea caliente. Llegamos a otro avituallamiento (este sí con agua suficiente) y comienza el duro tramo final, con unas cuestas en las que la gente se pone a andar. Creo que es la primera vez que en una prueba en ruta veo andar a tanta gente. Parece una carrera de montaña. Pues ná, a andar, total... ¡no vamos a ganar la carrera!


Pequeñas rampas salpicaban el camino...

Pasada la enorme cuesta que el forero Arganzboy ha nombrado de otra manera en su estupenda crónica (por cierto, gracias por las fotos) nos vamos acercando al pueblo y con él la promesa de una cervecita fría y agua... mucha agua. Cerca de la meta nos ponemos tres corredores en línea. A uno de ellos empiezan a jalearle unos amigos... ¡Vamos campeón! y aviva el ritmo. Total que nos ponemos los tres juntos a hacer casi un sprint en toda regla. Yo ya sabéis que no soy de disputar esta especialidad, pero como iban a verme entrar los niños decido ponerme a su ritmo y entrar junto a ellos. El héroe local nos pone a 4'/km y ahí entramos los tres, juntitos... pero ni rastro de los niños, de la familia ni de los amigos del curro. ¿Estarán tomándose otro gintonic?

Ya en la fila de recoger las cosas los veo llegar. En meta la atención es brutal: agua, naranja, sandía, aquarius, fanta, cocacola, un bollo preñao... coge lo que quieras que no hay problema. La bolsa con camiseta técnica, chubasquero, enfriabotellas, mosto, el corricopeich de mayo... vamos, de lujo. Me reencuentro con AFA y Canillas y en esto viene Coral con una botella de agua y otra de cerveza, de las que damos buena cuenta. Tras un ratico de charla nos despedimos, mis compañeros se quedan a un sorteo de jamón e invitaciones a comer que, obviamente, no nos tocaron. Me reencuentro con los críos, que me habían preparado unas pancartas para animarme en la llegada. Lástima que los padres sean tan zánganos, hay que ver. Al menos me hago una foto con los niños y los papelines, foto que subiré cuando me la envíen. Después continuamos la fiesta hasta después de cenar y a eso de la hora bruja volvimos a Madriz. Al conducir un dolor de cabeza interesante me recuerda el esfuerzo realizado. Por contra, la silueta de la Sierra del Guadarrama, oscura y tremenda, me hechizaba por el camino.

En resumen, carrera recomendable si sabes a lo que vas. Es dura tanto por el perfil como, sobre todo, por las condiciones climatológicas. Una pena el borrón del primer avituallamiento ya que los voluntarios, como suele ser habitual, se desvivían; y la organización estuvo en todo caso muy bien para no disponer de muchos medios.

martes, agosto 18, 2009

Travesía de las Cumbres Escurialenses

por: Zerolito



Pues hablando de San Lorenzo, que no de El Escorial, dicen los gurriatos (de arriba) que cuentan los caciques (de abajo) que hay un día en el que más de un millar de personas se reunen en animada marcha coronando los cerros que circundan sus pueblos, y que bajo las sombras de la ladera del Abantos, a poco de su cima, celebran con una comida campestre el esfuerzo realizado. ¡Pachasco!

Cascarrillos aparte, el día 15 de Agosto se celebra en San Lorenzo de El Escorial (arriba) la Travesía a las Cumbres Escurialenses. Un recorrido a pie en el que los caminantes, en equipos de dos o tres personas, tienen que coronar picos y cerros en un total de unos 22km, divididos en cinco tramos con controles horarios. Enorme esfuerzo de los voluntarios encargados de controles y avituallamientos en las cumbres (donde hay que portear sandías, tomates...) que merecen mención aparte. Al finalizar en Abantos se da una comida a los participantes. Todo esto por cero euros. Podrían aplicarse el cuento algunos organizadores de carreras ¿populares? y aprender de esta iniciativa.

La travesía en sí no es competitiva y tiene un márgen mínimo y máximo de tiempo para completar cada tramo. A pesar de su ambiente festivo y la no existencia de clasificaciones no nos llamemos a engaño. El recorrido es duro, exigente. Algunos cierres de control van muy justos de tiempo y se asegura una buena sudada con posibilidad de agujetas al día siguiente al que quiera participar. Eso sí, a cambio se nos brinda una excelente oportunidad de patear la sierra y gozar de sus preciosos paisajes.

Así que nosotros, paquetillos ávidos de experiencias, nos plantamos a las 8AM en San Lorenzo Lander, Pardillete, Gebrelayos, yo mismo y Jose, El Corredor del Cañamares, con el rol de nuestro cicerone particular.


Los cinco justo antes de salir

Lo pasamos en grande paseando por cumbres, riscos y senderos. Paramos en el puerto de la Cruz Verde a tomarnos una cervecita (y otra para llevar a la cumbre de San Benito). Este acto lo repetimos en otro bar en la que la camarera de los ojos bonitos nos obsequió con unos torreznos (no hablaré de la decoración del local, me quedo con el buen sabor de boca de la cervecita y el magro acompañamiento). Así fuimos quemando etapas hasta que el gran Cañamares nos deleitó con el Himno, creo que ya oficial, de la Paquetería, en el que se invita a todo el mundo a pasar a nuestro rincón.


Increíble Cañamares

Ejem... parece que puede haber problemas con el vídeo. Por si es el caso aquí tenéis el link a Youtube donde se encuentra la perla.

Llegamos a la meta, a poca distancia de la cima del Abantos, donde la organización nos obsequió con un plato de ensaladilla rusa, pollo asado, bebida a escoger, pan y fruta. Mil gracias por vuestra dedicación y entusiasmo (¿lo he dicho ya?)

Pero quedaba la sorpresita, y es que había que volver a San Lorenzo. El camino de regreso se nos hizo pesado, después de comer y de la caminata nos encontramos con hora y pico de andurreo a las 4 de la tarde. Para hacer la digestión, vamos. Menos mal que sofocamos nuestro ardor en San Lorenzo, como está mandao.


Brindando por otro día juntos

La travesía tiene unos 2
800m de desnivel acumulado en unos 25km, incluyendo el retorno de Abantos a San Lorenzo. Pachasco. Así que nada de un paseito para abrir el apetito en una casita rural.

Y colorín colorado, la historia de estos gurriatos se ha acabado.

viernes, agosto 14, 2009

Villatoro - Valdehierro

por: Zerolito

La verdad es que después de las Fuentes del Adaja me encontraba bastante cansado. Supongo que tuvo que ver con la premura con la que tuve que afrontar la vuelta, con los últimos km corriendo sub 5'/km. El caso es que estaba muy cansado y esperé hasta el viernes para hacer la última escapada. Iba a ascender por unas zetas muy claras a los primeros cerros cuya cuerda me llevarían a la Serrota (para otra ocasión, ya que salen una buena purrela de km) y ya veríamos.

El caso es que me levanté absolutamente destrozado. Dudé incluso sobre el asunto de salir, pero resulta que mi cuñado también iba a hacer un recorrido similar en la bici y me animo a trotar algo. De inmediato las sensaciones son horrorosas, incapaz de llevar un ritmo suave y sostenido en el llano. Además empieza a hacer un calor sofocante... ¡a las 9 de la mañana! Así que me entretengo llaneando sin atreverme a atacar las zetas.

¡Pero esto no puede ser! Ya llanearás en Madriz. A subir las zetas ahora mismo, así ganarás altura y estarás mejor. Hay veces que mi Pepito Grillo es así de contundente. Así que decido tirar en dirección Este y coger las zetas que comienzan, cómo no, tras una verja de Prohibido el Paso. Total, las haré andando, y dejar de correr me parece ahora mismo un regalo.

Tristemente no llevo la cámara. Según voy ganando altura las vistas sobre el Valle del Amblés son más y más espectaculares. El bosque de pinos que voy bordeando empieza a mostrarme rocas graníticas, algunas sorprenden por su tamaño. Me lamento una vez más de no llevar la cámara.

El desnivel de las zetas es brutal. Según el gráfico del km 2 al 4 subimos 150m, pero del 4 al 6 son 250m. Según el CompeGPS de mi cuñado había rampas que superaban el 30% de desnivel. Lo bueno es que se trata de una pista forestal, con lo que el peligro de torceduras y despeñes se reduce al mínimo y nos ofrece la oportunidad de contemplar el paisaje. Aún así el ritmo que llevo es bueno, siempre superior a los 5km/h. Poco a poco voy alegrándome de no haber hecho pereza.

En el último tramo las zetas se dibujan en la ladera alargadísimas, ya superado en altura el primero de los pequeños cerros que jalonan la cuerda hasta el Cerro de Valdehierro. El paisaje pierde los pinos pero gana en granito. La roca descubierta y erosionada, con unas formas redondeadas y curiosas, me empiezan a recordar a la Pedriza por su tamaño y aspecto. Aunque en conjunto el paisaje es más bien tipo Torrelodones: escarpado, con rocas dispersas aquí y allá, con bastante arbusto y pequeños pinos aislados. ¿Os he hablado de mi cámara?

Cuando casi corono el primer cerro miro para abajo y veo a lo lejos a mi cuñado en la bici. Le hago señas pero ni me ve ni me oye. Pensé erróneamente que me alcanzaría pronto, así que me pongo en marcha y llego a la cuerda. Pero el camino sigue, ni en Sigpac ni en CompeGPS estaba marcado, pero ahí está con ancho suficiente para que pasen dos coches, eso sí, con mucho cuidadín. Y estamos arribota. Paso al otro lado de la ladera y contemplo el puerto de Villatoro y el camino a las Fuentes del Adaja que recorrí el otro día. Estoy a unos 1600m de altitud y se está de maravilla, con unas vistas realmente sorprendentes a ambos lados de la ladera. Y las vistas en la cuerda tampoco están nada mal, con la Serrota apareciendo y desapareciendo como queriendo jugar al Pilla-Pilla... "¿A que no me coges?", me suelta así de resuelta."Te libras porque no he madrugado", la digo.

Sigo por la cuerda hacia lo que parece un pluviómetro, ya mirando al valle del Amblés. En ese punto la pista forestal se torna en un camino con dos rodadas de coche, perfectamente transitable. Veo que llevo 9.5km y me debato en seguir subiendo o volver. La cuerda está ahí, esperando. Un poquito más y llego al Cerro de Valdehierro, que queda a escasos 12m de tener el honor de ser un dos mil. El precio es salvar un desnivel de 230m en un kilómetro. Pero es que desde allí se plantean unos pocos retos más: Peña Pajarita, con 2131m, en línea directa y casi llaneando con la del Belesar (2151m) que está a escasos 2km de la Serrota (2292m). Así que decido dejar la ascensión para otra ocasión, quizá acompañado de mis recordados Carlos o Yoku.

Emprendo viaje de regreso tras comerme una barrita y en el mirador donde paré para ver el otro lado de la ladera me encuentro a mi cuñado. Está disfrutando de la misma vista que yo, y se le ve feliz. "Fíjate de lo que estamos disfrutando aquí arriba y que tanta gente se pierde", me dice. Y no puedo sino asentir, no sin recrearme otra vez del espléndido panorama. Somos unos privilegiados. Y yo sin cámara, ¿lo he dicho ya?

Me despido ya que él va a continuar el viaje. Ahora toca el descenso por las zetas, que es increíble. A pesar del cansancio voy cogiendo velocidad crucero de entre 4:30 y 4:40/km. Y sin peligro salvo en los codos de las zetas, en los que hay que ir con cuidado. El firme ancho y en buen estado te permite bajar con comodidad, fijándote en el paisaje (lo justo, no vayas a esmoñarte por no mirar el suelo) y ganándole la batalla al reloj, si es que alguna vez hubo alguna.

Bajo directamente al pueblo y subo la cuesta de propina. ¿Por qué será que siempre tengo que subir un desnivel brutal antes de volver a mi casa o a cualquier casa a la que vaya de vacaciones? Al final ha sido una salida estupenda, cómo me alegro de haber vencido a la pereza una vez más.

Ya en casa, mapa en mano, debí quedarme a escasos 5km de la cima de la Serrota. Haciendo el recorrido sin el despiste del principio serían 12km de ascensión y otros 12 de bajada al pueblo, perfectamente asumible. Así que ahí queda, para otra ocasión, perfectamente planificada. La bajada por las zetas es realmente fácil y gozosa, y permite recuperarse de la paliza de la ascensión.

Ficha técnica:

Distancia: 15.75km
Tiempo: 1:55:44
Altitud mínima: 1175m (Villatoro)
Altitud máxima: 1755m (cuerda camino de Valdehierro)
Desnivel: 625(+) 625 (-), 1250m acumulados


Recorrido según Sporttracks & Google


Altimetría según Sporttracks

martes, agosto 11, 2009

Villatoro - Fuentes del Adaja

por: Zerolito

Animado tras el exitoso comienzo de mis rústicas vacaciones me dispongo, dos días después, a realizar otra excursión. Esta vez en solitario, hacia las Fuentes del Adaja, rio que atraviesa todo el valle del Amblés y que contonea con las Murallas de Ávila.

Pertrechado con todo lo necesario en la mochila, emprendo rumbo desde Villatoro hacia las Fuentes. Paso por debajo de la carretera nacional N-110 y sigo una pista que, paralelo al asfaltado camino, se encamina en dirección Piedrahita hacia el Puerto de Villatoro. La tarea es fácil: acompañar el curso del río por el camino más despejado posible. No quiero oir hablar ni de matojos ni de arbustos: hoy necesito pistas forestales.

Enseguida llego a la primera de las innumerables puertas, portones, vallas y demás obstáculos que jalonan el recorrido. Está junto a un parquecillo con columpios para los niños. Unos perros me recuerdan que por aquí hay propiedades privadas. Glups. En las casas vale, pero parece que alguien se ha empeñado en poner puertas al campo (sic) adornadas de nada hospitalarios mensajes tipo Prohibido el Paso - Propiedad Privada. Qué triste.


Primera puerta dirección a las Fuentes del Adaja

Sigo trotando. El camino se empina y se aleja, bordeando la ladera. No me importa alejarme si de esta manera voy por una ancha pista; así facilito la tarea de cicatrización de mis pantorrillas. Sigo atravesando puertas (que dejo convenientemente cerradas para evitar que se escape el ganado) y alterno el trote con el andurreo. Según atravieso portezuelas y diviso más ganado me empieza a dar un yuyu con el tema perros. Atravieso un bonito bosque de robles y me hago con un pequeño palo, que me acompañará todo el viaje. En la soledad de la montaña me dan pánico los perros, ya sean abandonados o guardianes. Y algunos amos.

Finalmente llego al Puerto de Villatoro. Allí sufro el primer despiste. Hay que coger una senda, custodiada cómo no por una puerta y los típicos barrotes en el suelo. Pero hay tres vacas que me miran y hacen el típico gesto de escarbar con sus patas delanteras. A pesar de que se de sobra que esto significa lo contrario de lo que parece (el animal tiene miedo, no es que coja carrerilla para embestir como nos hacen creer los dibujos animados) me acojono. Como sale otro sendero que parece bordear el pico me adentro por él. Poco a poco el sendero se va borrando mientras gano altura y los piornos vuelven a hacer su aparición. Antes de que sea demasiado tarde recobro la lucidez y bajo al puerto. Las vacas siguen ahí pero ya no bloquean el acceso, con lo que con paso decidido me meto entre ellas. Se apartan. Bien.

La senda forestal bordea un robledal muy bonito que me refugia del sol. He ganado altura respecto al valle y sigo ascendiendo, bordeando la ladera en el lado derecho del valle. Finalmente logro ver el pilón que se considera el nacimiento del río Adaja.


Las Fuentes del Adaja


El pilón adornado con una placa informativa

El minúsculo chorro que mana de la fuente y el verdor de las plantas que flotan en el pilón me quitan las ganas de llenar la Diosaz del agua que me ofrece el Adaja en su nacimiento. Me tomo un gel de esos que dan en las carreras, bebo agua y emprendo el camino de vuelta. Empecé bajando por el valle, que invitaba a correr entre vacas y pastos, pero el Astro Rey me sugirió que volviera a los boscosos caminos del robledal, camino del puerto de Villatoro.


Preciosa vista del valle y la Sierra de Ávila al fondo

Una vez en el puerto abro la portilla (otra vez) y bajo por una senda paralela a la carretera. Me están esperando en casa, se me ha hecho tarde y tengo que apretar el paso. Pues ale, a correr. Las piernas parece que no están muy por la labor, pero aprovecho la bajadita para ponerme a 5 pelaos. El sendero desemboca en... ¡¡la carretera!! vaya chasco. En fin, cruzo para ir por la izquierda del horroroso asfalto y veo que a 100m se inicia otro sendero. Pues allá que voy.

Me encuentro con un montón de mojones que tuve que esquivar. Mojón en la acepción que señala puntos kilométricos en carreteras y caminos; y no a excrementos de ningún tipo. Por cierto, en mi pueblo a las deposiciones de vaca (las más abundantes en la zona) las nombran catalinas. Volviendo a los pétreos mojones, supongo que los habrán abandonado allí en alguna reforma de la carretera, pero el caso es que imposibilitan el tráfico rodado por la senda. Tampoco tiene la mayor importancia, ya que en pocos metros la pista vuelve a salir a la carretera. Cabreado por este hecho y apurado por el retraso decido recorrer por el ingrato arcén los escasos kilómetros que me separan de casa. Al menos el tráfico no es excesivo y en poco más de 15' me planto en casa.



Qué tendrán los riscos...

La llegada al pueblo te hace sentir extraño. Lugareños y veraneantes miran a un sudoroso y jadeante pelanas con gafas de sol macarras y mochila con un tubo raro acercarse lastimosamente y subir de una manera más penosa el brutal desnivel que hay desde la entrada del pueblo hasta la casa en la que se aloja. Un trayecto breve pero demoledor que me hace entrar en mi hogar de alquiler boqueando, como los imaginarios perros con los que no me he encontrado. Pero bueno, ya acabada la salida en casa me espera una ducha, una cervecita (o dos) y unos críos que quieren jugar.Yo les cuento que he estado donde nace el río Adaja y me miran con volátil interés. Así son ellos, y me alegro.

Ficha técnica:

Distancia: 17.85km
Tiempo: 2:05:14
Altitud mínima: 1175m (Villatoro)
Altitud máxima: 2279m (Puerto de Villatoro)
Desnivel: 540(+) 534 (-), 1072m acumulados


Recorrido en Google Earth


Gráfica de altimetría

Km vertical Pradosegar - La Serrota

por: Zerolito

Ahora que están tan de moda las trilogías no me puedo sustraer al impulso que supone seguir la estela de la mayoría. Pues yo quiero estrenarme en estas lides, hala. Así que... ¡¡a la carga!! Voy a contar las tres salidas que hice por las montañas cercanas a Villatoro, donde dieron mis huesos con el solaz y la sobrealimentación durante diez escasos días. Trataré de documentarlas medianamente para que puedan valer en un futuro.

En esta primera incursión decidí coger el toro por los cuernos. Voy a hacer un kilómetro vertical, hala. Era domingo y mi abulense amigo Carlos, sempiterno compañero de aventuras, me esperabe en el desvío de la carretera de Pradosegar a las 8AM. Tras los saludos acercamos los coches al Barrio de Arriba, en una senda que termina en el Arroyo de los Tejos que cruza el pueblo. La garganta que crea este arroyo será nuestra guía en la ascensión.

Habíamos decidido ir tranquilos, nada de correr a lo bruto. Ya habíamos dejado patente nuestra valía en el MAM, así que sin nada que demostrar trotamos unos metros por una senda forestal y llegamos enseguida al arroyo. Hay un puente y el camino está cerrado por una alambrada. Tras unas dudas sobre si ir por la izquierda o por la derecha del mismo optamos por ésta última, ya que había leído que el camino es menos abrupto a este lado del arroyo. Así que comenzamos la ascensión andando a buen ritmo con el cauce a nuestra izquierda.

Esta primera parte no reviste mayor dificultad que encontrar el mejor sitio para pasar. Es imposible perderse ya que el valle es muy encajonado. Eso sí, puede ser mucho más incómodo pasar por un sitio u otro, ya que la vegetación es abundante y, como veremos más adelante, ofrece un buen pilling al visitante por un precio muy competitivo.


En el fondo del valle Carlos está fotografiando...


... un pequeño refugio en la ladera izquierda

La táctica para ascender a la Serrota es sencilla. Se remonta el cauce del arroyo hasta el punto en el que se unen varias gargantas, justo delante de nosotros. En ese momento remontaremos el cauce del arroyo de la Serrota, que es el que está situado más a la izquierda según subimos. A pesar de la imposibilidad de perderse nos encontramos algunos inconvenientes en el ascenso:

  • Lo confuso del camino. O de los caminos. No hay una senda clara sino varios senderillos fragmentados que circulan enmarañados. Los hitos que te encuentras no marcan una línea clara sino que más bien hay hitos en todo lo ancho de la ladera, con lo que deambulas entre los arbustos mientras remontas el arroyo.
  • La vegetación, compuesta sobre todo por duros arbustos (piornos y enebros rastreros) nos aboca a nuestro famoso pilling y llegar fácilmente a desollar nuestras piernas. No deshollar, que en montaña tendría un funesto significado. Dieciséis días después tengo todavía heridas en mis pantorrillas que me recuerdan esta excursión.
  • La escasez de sombra, por el mismo motivo. Se gana altura fácil y rápidamente, pero hay que tener en cuenta llevar la protección adecuada (gafas, crema solar, gorra). Además en la Serrota siempre sopla el viento, lo que puede producir problemas.
  • El ganado. Según ganamos altura es más numeroso, convirtiéndose en el collado cercano a la cumbre en un auténtico enjambre de vacas. Si bien es ganado manso hay que tener cuidado con los terneros, ya que si nos encontramos uno y la madre no está cerca podemos tener problemas. Nosotros no tuvimos ningún percance y atravesamos sin problemas manadas de ellos, pero mejor ir con los warning puestos.
  • Las planchas de piedra que bordean algunos tramos de los arroyos, sobre todo el de la Serrota en su punto confluente con el de los Tejos. Son piedras lisas de granito que invitan a subir por ellas y evitar así el ingrato y doloroso piorno. Pero hay que recordar que pueden ser muy resbaladizas por el agua (que tienen en abundancia) y que un resbalón por ellas puede ser fatal. Muy peligroso pasar por allí.

Carlos ascendiendo por el valle que forma el Arroyo de la Serrota

Con estas consideraciones remontamos el Arroyo de la Serrota. Vamos divisando la zona de la cumbre, aunque seguimos sin saber claramente por dónde va el/los camino/s. Hitos por todos lados que nos despistan en la subida. Poco a poco nos acercamos a un enorme claro que está en la antecima. Allí hay un chozo de pastores y podemos encontrar en el nacimiento del arroyo una fuente, tapada con piedras para que el ganado no la estropee. Será nuestra última oportunidad de recargar agua para atacar la cumbre, aunque gracias a la Diosaz no pasamos sed.


Ya vemos la cumbre de la Serrota

En el tramo de ascensión final nosotros fuimos a lo bruto, en línea recta hacia lo que creíamos la cumbre que teníamos a la vista. Hay que resaltar que la Serrota tiene dos cimas de similar altura. Una es un hito muy grande (hacia donde nos dirigíamos) y la otra está coronada por un vértice geodésico. Está más al sur y no es visible mientras ascendemos. Para atacar esta cima es conveniente alejarse hacia la cuerda lo más hacia la derecha que podamos. Así evitaremos el cruel ataque de los piornos que sufrimos Carlos y yo en nuestra subida.

Junto a las caricias de esas simpáticas y arbustivas compañeras nos encontramos con canchales que nos recuerdan el carácter alpino de estas sierras, a pesar del perfil redondeado de la montaña. Este tramo se nos hizo especialmente pesado. La ansiedad por hacer cumbre y el dolor de pantorrillas laceradas tienen la culpa. Finalmente vemos a nuestra derecha el punto geodésico y nos damos cuenta de nuestro error en la ascensión, pero ya no queda nada para hacer cumbre, donde vemos dos montañeros que parecen esperarnos.


Cima de la Serrota

Llegamos en 2h30' a la cima. Su perfil suave y redondeado, nada aéreo, no parece ser acorde a su altitud, a la nada despreciable cifra de 2279m de altura, desde la que se ven unas vistas absolutamente demoledoras. Al este se podía ver la Sierra del Guadarrama, seguro que en un día más claro se vería perfectamente. Girando hacia el sur la Sierra del Zapatero con sus singulares crestas, el Puerto del Pico, la majestuosidad de Gredos, la Sierra de Béjar. Hacia el norte la contundente meseta castellana tras la cercana y no muy alta barrera de la Sierra de Ávila que flanquea el Valle de Amblés. Realmente merece la pena la excursión por tener este balcón tan privilegiado.

Entablamos amena conversación con nuestros compañeros, que curiosamente también corren o lo han hecho. Ellos nos informan de nuestro error al comer tanto piorno en la subida (gracias, en la próxima lo haremos mejor) y tras unas fotos nos vamos tratando de seguir la recomendación de bordear los piornos, ahora por nuestra izquierda.


Paquetillos por las cumbres


Puerto del Pico


Gredos ¿la próxima visita?


Que quede claro que queremos ir allí

Segumos el descenso tratando de seguir sus indicaciones pero seguimos metidos en un buen berenjenal. Poco después vemos que nuestros amigos decidieron bajar siguiendo la cuerda del pintoresco Cerro Gallo y que lleva a Pradosegar. Sin duda será mi opción para la próxima ascensión. Bajando y bajando, confundidos entre hitos redundantes y senderos borrados llegamos al precioso chozo de pastores.


Auténtico hotel rural


La cima desde el chozo

Seguimos el descenso ya embutidos entre los piornos. Nos detenemos numerosas veces al tratar de encontrar el camino menos doloroso para nuestras piernas. Recordamos nuestras mallas largas con añoranza a pesar del calor que empieza a sacudir al perder altura.


Este paquetillo tampoco llevaba mallas largas

Sin más novedad llegamos a la puerta de acceso de Pradosegar, donde está el coche de nuestros compañeros. Así que les hemos aventajado en el descenso. Últimos metros de trote por la pista y llegamos al coche, donde nos despedimos afectuosamente pero en seco, sin cervecitas, ya que se ha hecho tarde. Han sido cuatro horas de estupenda mañana y hay que volver a casa. Nos debemos esos magníficos torreznos de Villatoro en otra ocasión, querido Carlos.

Con un embriagador aroma a arbusto en las pantorrillas, tras visitar la cima más alta de Ávila si exceptuamos las de Gredos, completamos otra preciosa mañana deportiva. Como curiosidad deciros que en Ávila la Serrota la conocen como el huevo frito. Su cima redondeada es barrida por el viento, que borra las señas del manto blanco, dejando una imagen similar al delicioso alimento.

Ficha técnica:

Distancia: 11.91km
Tiempo: 4:03:21
Altitud mínima: 1289m (Pradosegar, Barrio de Arriba)
Altitud máxima: 2279m (Cima de la Serrota)
Desnivel +/- y Acumulado: 1044(+) 1028 (-), 2072m acumulados


Trayecto visto desde Pradosegar (ver brújula)


Gráfico de Altimetría