Portadorsal minimalista

Me gusta hacerme cosas yo mismo. No sólo éso que estáis pensando -cochinetes- sino cosas que necesito o me apetece tener, si tengo opción y materiales para ello. Los guiris lo llaman DIY -por Do It Yourself, háztelo tú- y la verdad es que debo de estar chapado a la antigua, porque me gusta que las cosas me duren muchos años en vez de cambiar cada temporada, prefiero reparar a comprar y si me vale un apaño que me hago yo, pues mejor que un gátchet o como se llame.

Siempre he odiado agujerear la ropa con los imperdibles cuando participo en una carrera. Yo, por mera economía, suelo utilizar las camisetas que me dan en las carreras. Bueno, sólo las que tienen un mínimo de calidad, las otras -que son la mayoría- las regalo o las tiro al contenedor de la ropa. Pero me fastidia enormemente taladrarlas una y otra vez para enganchar ese papelito mal llamado dorsal que, como en el hilo de los Paquetes se ha discutido, debería llamarse de otro modo ya no se pone en las dorsales sino en los pectorales. O en los abdominales (yo lo llevo siempre ahí, protegiendo la grasa parda de la panza).

Bueno, que me lío. Hace tiempo vi a los keniatas que participaban en la media de Madrid sujetar el dorsal con varias capas de cinta transparente de esa de embalar. Me llamó la atención pero no me terminaba de convencer la idea. Había oído hablar de los portadorsales, una suerte de banda elástica que por un precio módico te enganchas por encima de la camiseta y permite tener el dorsal visible, amén de portear geles, barritas y otros pequeños objetos mientras corres. Pensé en comprar uno y enseguida se me ocurrió intentar hacérmelo yo; ya había sustituido la cinta de un pulsómetro que no iba bien por unos pocos céntimos en una mercería, y esto era similar. Pero me imaginé poniéndome el portadorsales encima de la cinta del pulsómetro y me pareció la mar de incómodo. ¿Cómo solucionar el problema?

De repente se me encendió la bombillita. Hilo elástico transparente que se utiliza para hacer pulseras. Se corta un cachito de medio metro, así a ojo, se atan los extremos a dos imperdibles y éstos se enganchan al dorsal. Sólo queda probarlo. ¿Y qué mejor oportunidad que en un ultramaratón, donde los cambios de ropa hacen el triple de tedioso el agujereo de camisetas, forros o segundas capas mientras te quitas y te pones la mochila? Los 100km de la Madrid-Segovia.

Pues ahí me lo puse. La verdad es que con el paso de los kilómetros se me iba resbalando el dorsal hacia la cintura, pero no me molestaba lo más mínimo. Además siempre puedes subírtelo y aguantará otra purrela de kilómetros, en función de lo apretado que lo lleves (este punto aún no lo tengo demasiado pulido, ya que me lo dejé bastante holgado). La siguiente prueba fue el Maratón de Montaña de San Lorenzo de el Escorial, donde tuve que quitarme y ponerme el chubasquero en carrera, y el portadorsal se comportó perfectamente. Me falta probarlo en un maratón en ruta o en una media, pero bueno, eso ya se andará.

Así que tengo encarrilada una solución minimalista para el problema de los agujeros en la ropa técnica. Sin peso extra, sin molestias, funcional, sin soltar un duro y hecho por uno mismo. ¿Qué más se le puede pedir?

A ver qué tal queda las fotos. En la Madrid Segovia.
 

No se ve muy bien, pero me mola la foto

Entrando en la meta bailando una sardana, con la mochila puesta

En la Maratón de Montaña de San Lorenzo de El Escorial

Está lejos, pero también mola

Y aquí, el artilugio. Disculpad la calidad de la foto.

Minimalismo puro