Ahora que están tan de moda las trilogías no me puedo sustraer al impulso que supone seguir la estela de la mayoría. Pues yo quiero estrenarme en estas lides, hala. Así que... ¡¡a la carga!! Voy a contar las tres salidas que hice por las montañas cercanas a Villatoro, donde dieron mis huesos con el solaz y la sobrealimentación durante diez escasos días. Trataré de documentarlas medianamente para que puedan valer en un futuro.
En esta primera incursión decidí coger el toro por los cuernos. Voy a hacer un kilómetro vertical, hala. Era domingo y mi abulense amigo Carlos, sempiterno compañero de aventuras, me esperabe en el desvío de la carretera de Pradosegar a las 8AM. Tras los saludos acercamos los coches al Barrio de Arriba, en una senda que termina en el Arroyo de los Tejos que cruza el pueblo. La garganta que crea este arroyo será nuestra guía en la ascensión.
Habíamos decidido ir tranquilos, nada de correr a lo bruto. Ya habíamos dejado patente nuestra valía en el MAM, así que sin nada que demostrar trotamos unos metros por una senda forestal y llegamos enseguida al arroyo. Hay un puente y el camino está cerrado por una alambrada. Tras unas dudas sobre si ir por la izquierda o por la derecha del mismo optamos por ésta última, ya que había leído que el camino es menos abrupto a este lado del arroyo. Así que comenzamos la ascensión andando a buen ritmo con el cauce a nuestra izquierda.
Esta primera parte no reviste mayor dificultad que encontrar el mejor sitio para pasar. Es imposible perderse ya que el valle es muy encajonado. Eso sí, puede ser mucho más incómodo pasar por un sitio u otro, ya que la vegetación es abundante y, como veremos más adelante, ofrece un buen pilling al visitante por un precio muy competitivo.
En el fondo del valle Carlos está fotografiando...
... un pequeño refugio en la ladera izquierda
La táctica para ascender a la Serrota es sencilla. Se remonta el cauce del arroyo hasta el punto en el que se unen varias gargantas, justo delante de nosotros. En ese momento remontaremos el cauce del arroyo de la Serrota, que es el que está situado más a la izquierda según subimos. A pesar de la imposibilidad de perderse nos encontramos algunos inconvenientes en el ascenso:
- Lo confuso del camino. O de los caminos. No hay una senda clara sino varios senderillos fragmentados que circulan enmarañados. Los hitos que te encuentras no marcan una línea clara sino que más bien hay hitos en todo lo ancho de la ladera, con lo que deambulas entre los arbustos mientras remontas el arroyo.
- La vegetación, compuesta sobre todo por duros arbustos (piornos y enebros rastreros) nos aboca a nuestro famoso pilling y llegar fácilmente a desollar nuestras piernas. No deshollar, que en montaña tendría un funesto significado. Dieciséis días después tengo todavía heridas en mis pantorrillas que me recuerdan esta excursión.
- La escasez de sombra, por el mismo motivo. Se gana altura fácil y rápidamente, pero hay que tener en cuenta llevar la protección adecuada (gafas, crema solar, gorra). Además en la Serrota siempre sopla el viento, lo que puede producir problemas.
- El ganado. Según ganamos altura es más numeroso, convirtiéndose en el collado cercano a la cumbre en un auténtico enjambre de vacas. Si bien es ganado manso hay que tener cuidado con los terneros, ya que si nos encontramos uno y la madre no está cerca podemos tener problemas. Nosotros no tuvimos ningún percance y atravesamos sin problemas manadas de ellos, pero mejor ir con los warning puestos.
- Las planchas de piedra que bordean algunos tramos de los arroyos, sobre todo el de la Serrota en su punto confluente con el de los Tejos. Son piedras lisas de granito que invitan a subir por ellas y evitar así el ingrato y doloroso piorno. Pero hay que recordar que pueden ser muy resbaladizas por el agua (que tienen en abundancia) y que un resbalón por ellas puede ser fatal. Muy peligroso pasar por allí.
Carlos ascendiendo por el valle que forma el Arroyo de la Serrota
Con estas consideraciones remontamos el Arroyo de la Serrota. Vamos divisando la zona de la cumbre, aunque seguimos sin saber claramente por dónde va el/los camino/s. Hitos por todos lados que nos despistan en la subida. Poco a poco nos acercamos a un enorme claro que está en la antecima. Allí hay un chozo de pastores y podemos encontrar en el nacimiento del arroyo una fuente, tapada con piedras para que el ganado no la estropee. Será nuestra última oportunidad de recargar agua para atacar la cumbre, aunque gracias a la Diosaz no pasamos sed.
Ya vemos la cumbre de la Serrota
En el tramo de ascensión final nosotros fuimos a lo bruto, en línea recta hacia lo que creíamos la cumbre que teníamos a la vista. Hay que resaltar que la Serrota tiene dos cimas de similar altura. Una es un hito muy grande (hacia donde nos dirigíamos) y la otra está coronada por un vértice geodésico. Está más al sur y no es visible mientras ascendemos. Para atacar esta cima es conveniente alejarse hacia la cuerda lo más hacia la derecha que podamos. Así evitaremos el cruel ataque de los piornos que sufrimos Carlos y yo en nuestra subida.
Junto a las caricias de esas simpáticas y arbustivas compañeras nos encontramos con canchales que nos recuerdan el carácter alpino de estas sierras, a pesar del perfil redondeado de la montaña. Este tramo se nos hizo especialmente pesado. La ansiedad por hacer cumbre y el dolor de pantorrillas laceradas tienen la culpa. Finalmente vemos a nuestra derecha el punto geodésico y nos damos cuenta de nuestro error en la ascensión, pero ya no queda nada para hacer cumbre, donde vemos dos montañeros que parecen esperarnos.
Cima de la Serrota
Llegamos en 2h30' a la cima. Su perfil suave y redondeado, nada aéreo, no parece ser acorde a su altitud, a la nada despreciable cifra de 2279m de altura, desde la que se ven unas vistas absolutamente demoledoras. Al este se podía ver la Sierra del Guadarrama, seguro que en un día más claro se vería perfectamente. Girando hacia el sur la Sierra del Zapatero con sus singulares crestas, el Puerto del Pico, la majestuosidad de Gredos, la Sierra de Béjar. Hacia el norte la contundente meseta castellana tras la cercana y no muy alta barrera de la Sierra de Ávila que flanquea el Valle de Amblés. Realmente merece la pena la excursión por tener este balcón tan privilegiado.
Entablamos amena conversación con nuestros compañeros, que curiosamente también corren o lo han hecho. Ellos nos informan de nuestro error al comer tanto piorno en la subida (gracias, en la próxima lo haremos mejor) y tras unas fotos nos vamos tratando de seguir la recomendación de bordear los piornos, ahora por nuestra izquierda.
Paquetillos por las cumbres
Puerto del Pico
Gredos ¿la próxima visita?
Que quede claro que queremos ir allí
Segumos el descenso tratando de seguir sus indicaciones pero seguimos metidos en un buen berenjenal. Poco después vemos que nuestros amigos decidieron bajar siguiendo la cuerda del pintoresco Cerro Gallo y que lleva a Pradosegar. Sin duda será mi opción para la próxima ascensión. Bajando y bajando, confundidos entre hitos redundantes y senderos borrados llegamos al precioso chozo de pastores.
Auténtico hotel rural
La cima desde el chozo
Seguimos el descenso ya embutidos entre los piornos. Nos detenemos numerosas veces al tratar de encontrar el camino menos doloroso para nuestras piernas. Recordamos nuestras mallas largas con añoranza a pesar del calor que empieza a sacudir al perder altura.
Este paquetillo tampoco llevaba mallas largas
Sin más novedad llegamos a la puerta de acceso de Pradosegar, donde está el coche de nuestros compañeros. Así que les hemos aventajado en el descenso. Últimos metros de trote por la pista y llegamos al coche, donde nos despedimos afectuosamente pero en seco, sin cervecitas, ya que se ha hecho tarde. Han sido cuatro horas de estupenda mañana y hay que volver a casa. Nos debemos esos magníficos torreznos de Villatoro en otra ocasión, querido Carlos.
Con un embriagador aroma a arbusto en las pantorrillas, tras visitar la cima más alta de Ávila si exceptuamos las de Gredos, completamos otra preciosa mañana deportiva. Como curiosidad deciros que en Ávila la Serrota la conocen como el huevo frito. Su cima redondeada es barrida por el viento, que borra las señas del manto blanco, dejando una imagen similar al delicioso alimento.
Ficha técnica:
Distancia: 11.91km
Tiempo: 4:03:21
Altitud mínima: 1289m (Pradosegar, Barrio de Arriba)
Altitud máxima: 2279m (Cima de la Serrota)
Desnivel +/- y Acumulado: 1044(+) 1028 (-), 2072m acumulados
Trayecto visto desde Pradosegar (ver brújula)
Gráfico de Altimetría
5 comentarios:
Magnífica excursión por una zona alejada de las rutas más pateadas y repetidas. Quizás por eso los senderos se difuminan y los hitos puestos al tuntún por cada nuevo montañero terminan siendo un lío que no conduce a nada.
Demasiado habéis hecho con llegar, aunque el precio en forma de arañazos no sea barato.
Por cierto, es un palizón... Hay que estar fuerte para embaularse esa kilometrada en un terreno tan abrupto.
Muy bonita.
Guguelerzeando se ve que no tenéis perdon de dios. Hay dos maneras más sencillas de subir a Serrota ('salrota' se dice en Muñogalindo) pero no sos las contaré.
Destripaterrones.
SPJ, si son más sencillas no nos interesan..., ¡toma chulería!.
Estupenda mañana a la que sólo le faltó el colofón de unos buenos torreznos en Villatoro, pero es que entre piorno y piorno, (aún hoy tengo alguna costra), se nos fue la mañana.
Yoku, me acordé de tí en la cumbre ;-)
SPJ, se sube muy bien por la cara sur :-D y quizá por otros lados. Yo busqué en internés y vi que un par de pipols subían por donde nosotros... y así lo hicimos. No nus digas más ná, que ya buscaremos una nueva ruta, la del jóbit. Me llevaré piedras para poner nuevos hitos :D
Carlos, gran mañana como comentas :) Un placer que no por habitual deja de ser especial.
si señores lo hemos intentado varias veces y nos perdemos no conseguimos encontrar el camino poe el jaleo de hitos que hay,es la primera pagina que encuentro que lo cuenta como es,porque segun otras indicaciones no cuentan nada de esto.Gracias
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