Animado tras el exitoso comienzo de mis rústicas vacaciones me dispongo, dos días después, a realizar otra excursión. Esta vez en solitario, hacia las Fuentes del Adaja, rio que atraviesa todo el valle del Amblés y que contonea con las Murallas de Ávila.
Pertrechado con todo lo necesario en la mochila, emprendo rumbo desde Villatoro hacia las Fuentes. Paso por debajo de la carretera nacional N-110 y sigo una pista que, paralelo al asfaltado camino, se encamina en dirección Piedrahita hacia el Puerto de Villatoro. La tarea es fácil: acompañar el curso del río por el camino más despejado posible. No quiero oir hablar ni de matojos ni de arbustos: hoy necesito pistas forestales.
Enseguida llego a la primera de las innumerables puertas, portones, vallas y demás obstáculos que jalonan el recorrido. Está junto a un parquecillo con columpios para los niños. Unos perros me recuerdan que por aquí hay propiedades privadas. Glups. En las casas vale, pero parece que alguien se ha empeñado en poner puertas al campo (sic) adornadas de nada hospitalarios mensajes tipo Prohibido el Paso - Propiedad Privada. Qué triste.
Primera puerta dirección a las Fuentes del Adaja
Sigo trotando. El camino se empina y se aleja, bordeando la ladera. No me importa alejarme si de esta manera voy por una ancha pista; así facilito la tarea de cicatrización de mis pantorrillas. Sigo atravesando puertas (que dejo convenientemente cerradas para evitar que se escape el ganado) y alterno el trote con el andurreo. Según atravieso portezuelas y diviso más ganado me empieza a dar un yuyu con el tema perros. Atravieso un bonito bosque de robles y me hago con un pequeño palo, que me acompañará todo el viaje. En la soledad de la montaña me dan pánico los perros, ya sean abandonados o guardianes. Y algunos amos.
Finalmente llego al Puerto de Villatoro. Allí sufro el primer despiste. Hay que coger una senda, custodiada cómo no por una puerta y los típicos barrotes en el suelo. Pero hay tres vacas que me miran y hacen el típico gesto de escarbar con sus patas delanteras. A pesar de que se de sobra que esto significa lo contrario de lo que parece (el animal tiene miedo, no es que coja carrerilla para embestir como nos hacen creer los dibujos animados) me acojono. Como sale otro sendero que parece bordear el pico me adentro por él. Poco a poco el sendero se va borrando mientras gano altura y los piornos vuelven a hacer su aparición. Antes de que sea demasiado tarde recobro la lucidez y bajo al puerto. Las vacas siguen ahí pero ya no bloquean el acceso, con lo que con paso decidido me meto entre ellas. Se apartan. Bien.
La senda forestal bordea un robledal muy bonito que me refugia del sol. He ganado altura respecto al valle y sigo ascendiendo, bordeando la ladera en el lado derecho del valle. Finalmente logro ver el pilón que se considera el nacimiento del río Adaja.
Las Fuentes del Adaja
El pilón adornado con una placa informativa
El minúsculo chorro que mana de la fuente y el verdor de las plantas que flotan en el pilón me quitan las ganas de llenar la Diosaz del agua que me ofrece el Adaja en su nacimiento. Me tomo un gel de esos que dan en las carreras, bebo agua y emprendo el camino de vuelta. Empecé bajando por el valle, que invitaba a correr entre vacas y pastos, pero el Astro Rey me sugirió que volviera a los boscosos caminos del robledal, camino del puerto de Villatoro.
Preciosa vista del valle y la Sierra de Ávila al fondo
Una vez en el puerto abro la portilla (otra vez) y bajo por una senda paralela a la carretera. Me están esperando en casa, se me ha hecho tarde y tengo que apretar el paso. Pues ale, a correr. Las piernas parece que no están muy por la labor, pero aprovecho la bajadita para ponerme a 5 pelaos. El sendero desemboca en... ¡¡la carretera!! vaya chasco. En fin, cruzo para ir por la izquierda del horroroso asfalto y veo que a 100m se inicia otro sendero. Pues allá que voy.
Me encuentro con un montón de mojones que tuve que esquivar. Mojón en la acepción que señala puntos kilométricos en carreteras y caminos; y no a excrementos de ningún tipo. Por cierto, en mi pueblo a las deposiciones de vaca (las más abundantes en la zona) las nombran catalinas. Volviendo a los pétreos mojones, supongo que los habrán abandonado allí en alguna reforma de la carretera, pero el caso es que imposibilitan el tráfico rodado por la senda. Tampoco tiene la mayor importancia, ya que en pocos metros la pista vuelve a salir a la carretera. Cabreado por este hecho y apurado por el retraso decido recorrer por el ingrato arcén los escasos kilómetros que me separan de casa. Al menos el tráfico no es excesivo y en poco más de 15' me planto en casa.
Qué tendrán los riscos...
La llegada al pueblo te hace sentir extraño. Lugareños y veraneantes miran a un sudoroso y jadeante pelanas con gafas de sol macarras y mochila con un tubo raro acercarse lastimosamente y subir de una manera más penosa el brutal desnivel que hay desde la entrada del pueblo hasta la casa en la que se aloja. Un trayecto breve pero demoledor que me hace entrar en mi hogar de alquiler boqueando, como los imaginarios perros con los que no me he encontrado. Pero bueno, ya acabada la salida en casa me espera una ducha, una cervecita (o dos) y unos críos que quieren jugar.Yo les cuento que he estado donde nace el río Adaja y me miran con volátil interés. Así son ellos, y me alegro.
Ficha técnica:
Distancia: 17.85km
Tiempo: 2:05:14
Altitud mínima: 1175m (Villatoro)
Altitud máxima: 2279m (Puerto de Villatoro)
Desnivel: 540(+) 534 (-), 1072m acumulados
Recorrido en Google Earth
Gráfica de altimetría
Correpoco es un grupo de amigos que disfrutan corriendo... aunque ahora lo haga cada uno por su lado.
3 comentarios:
Ya me estás llevando... (Qué vergüenza que un cuasi-lugareño diga eso...).
Por cierto, no acabo de pillar los datos de la Ficha Técnica, ¿son correctos?, me da que discrepan con la gráfica de altura de altimetría, ¿no?
Es una ruta fácil, Carlos. Remontas el río por donde quieras y ya está ;-) pero la haremos juntos un día, don't worry.
Me hice un lío con los gráficos pero creo que están bien (?). Son casi 18km con subida hasta el 10 y pico y bajada desde entonces. Cuéntame lo que veas de raro.
Propiedad privada... aggg, odio leer eso. Entiendo que alguien posea un lugar donde cobijarse y una serie de objetos personales. ¿Pero la tierra? ¿El bosque? ¿La montaña? Nadie debería poseer (o creer que lo posee) el planeta.
Ay, esos perros asesinos. Si yo te contara... (que ya te lo he contado).
Ay, esas vacas avileñas renegrías, que embisten a la mínima de cambio (doy fé de ello).
Por lo demás, cuidadín con acostumbrarse a ir solo a la montaña, que ya sabes que luego te vuelves adicto y...
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