El otro día leí un debate entre corredores sobre la archiconocida bolsa del corredor. Y aunque ya he comentado alguna vez me apetece volver a contarlo aquí, en casa.
Es inevitable. Todo quisque cuando te habla de una carrera te dice "...y la bolsa es estupenda, dan una camiseta técnica, un buff, Powerade azul, un tetrabrick de caldo, revistas -aunque son de hace seis meses-, promociones de tiendas, bla bla bla". Parece que al llegar a meta es obligado que te den cualquier trapo rasposo que ponga "10km de Trompicones de Arriba (homologados)" o un metacrilato que rece "III Media Maratón del Distrito" o una medalla de sucedáneo de baquelita con un homínido en relieve corriendo y la leyenda "VII Carrera Popular del Esmorrio. Finisher.". El corredor lo pide más que el agua, el isotónico o la fruta -en mi opinión lo más importante y lo que deseo recibir al acabar una prueba-. Y claro, como estamos en esta sociedad, el organizador lo da. Sobre todo en las competiciones en ruta, donde parece que hay más competencia (en Madrid cada domingo se solapan montones de pruebas, basta echar un vistazo a CarrerasPopulares.com para comprobarlo, y ahí no están todas).
En dos años, a lo sumo tres, un corredor medio se juntará con unas 40 camisetas de todos los colores y serigrafiados posibles. Pero de ellas sólo unas pocas tienen una mínima calidad. La vitrina de su comedor tendrá más trofeos que el apartamento de Rafa Nadal, y si decide guardar los dorsales pronto tendrá un tomo de mayor tamaño que los libros de cántico gregoriano exhibidos en esos gigantescos atriles de los monasterios.
Nos gusta que nos regalen cosas aunque sean baratijas, y le damos más valor que a otras cosas que están más indicadas antes, durante y detrás de un esfuerzo físico. Porque el dinero de la inscripción podría dedicarse a que haya más urinarios en la zona de salida, que haya gente suficiente cortando el tráfico y en las zonas más conflictivas del recorrido, que al finalizar la prueba haya un buen avituallamiento y zonas donde recuperar, que el ropero funcione ágilmente, que la salida esté bien diseñada para que no haya tumultos... y así podría seguir hasta cansarme -los lectores os cansaríais antes, si no lo habéis hecho ya-. Y la camiseta, si la quieres, la compras aparte. Y la medalla. Y la foto entrando en meta. Generalmente cualquier saldo que te compres en una tienda de deportes será de mejor calidad que la camiseta que te regalen, y además podrás escoger color y talla, cosa que en una carrera es difícil.
Esto es sólo un aspecto más del giro que está tomando esta afición al correr. Aprovechando los vientos favorables han surgido miles de pruebas cortadas por el mismo rasero (mínimo 10€ por participar en un 10km) y por lo que parece el ráner medio lo ha aceptado. ¿Será otra burbuja o realmente estas pruebas valen lo que cuestan?
"Que sí, hombre. Que te dan al acabar una camiseta técnica, una medalla de finisher, un Isostar de un sabor que no consiguieron vender la temporada pasada..."
Correpoco es un grupo de amigos que disfrutan corriendo... aunque ahora lo haga cada uno por su lado.
1 comentario:
Agua, un plátano y una manzana, todo lo demás sobra.
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